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| Reportaje | Al aire libre |

El arte se hace callejero en las fiestas

La muestra de arte de calle convierte a la ciudad en un gran escenario festivo

El teatro y la diversión invaden el centro de la ciudad durante las fiestas

Publicado por
Pilar Infiesta - león
León

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Jirafas inmensas, hojas de selva, caracoles y seres mitológicos han inundado estas fiestas los rincones de la ciudad, bajo el paraguas de un espectáculo bautizado como arte de calle. Los colores, las recreaciones y los mimos han logrado transformar la calle Ancha y la plaza de La Regla en nuevos escenarios donde se han asomado, sobre todo, cientos de niños. El teatro Pavana, de Holanda, impresionó a los curiosos con la aparición, entre las hojas de la selva urbana, de unas jirafas inmensas, que escrutan los ojos. Majestuosas e impasibles, balancearon su cuello para comer una hoja y saludar a los espectadores. Una compañía francesa también recreó la búsqueda de una pareja de caracol para que la especie sobreviva, mientras los integrantes de Hortzmuga-zirko iluna, del País Vasco, retrocedieron en el tiempo para bucear en una tarde de invierno, con dos carromatos rodeados de los últimos miembros del circo, que se despiden. Los leoneses también han podido ver a tres aprendices de alquimistas de varios metros de altura que viajaban con la misión de buscar, transformar, descubrir y reciclar. Con su discurso poético trataban de resucitar la magia. Repiten los Orbilys, humanoides ansiosos, que escrutan con un inmenso ojo todo lo que se cruza en su camino, interrogando acerca de los humores del globo a los habitantes de la ciudad. Bélgica, Italia y Francia aportan a las fiestas leonesas su imaginación callejera, en la que también se han contemplado números de acrobacia aérea, con música, gags cómicos e improvisación. Los actores que han deambulado por el entorno de la Catedral se ha mirado en el espejo de Darwin, han reido y han paseado una máquina medio reloj medio velocípedo que, dependiendo de su estado de ánimo, lanzaba humo o pompas de jabón, retumbaba estruendosamente o emitía el delicado sonido del carillón. El mundo de las hadas, los elfos y los bosques encantados se ha hecho un hueco en estos espectáculos, junto a viajeros espacio-temporales, que intentaban rescatar las fantasías y deseos del interior de las personas. Ayer fue el turno para Crispín y el ogro , que recrearon la edad de las tinieblas. Una compañía segoviana presentó una historia llena de huertos, ogros y árboles mágicos, pero aún queda el paseo de los pájaros exóticos, el lío en la granja y el revuelo de las gallinas.

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