El campo leonés acentúa su crisis con la supresión de la tarifa nocturna

La desaparición a partir de mañana de la tarifa eléctrica nocturna y la subida de los precios de la luz añade otra preocupación a la crisis del campo leonés, azotada ya por el alza constante del gasóleo y los fertilizantes. Así, la supresión de esta tarifa especial para la noche supondrá un incremento en la factura de la luz para los agricultores de los nuevos regadíos de la provincia de un 30%. En un horizonte de dos años, León sumará un total de 50.000 hectáreas de regadíos modernizados, repartidos entre la Margen Izquierda del Porma, Payuelos, Páramo Bajo y Páramo Medio. Serán entonces cerca de un millar el número de explotaciones afectadas por la subida del recibo de la luz y la desaparición de la tarifa nocturna. Por ahora, a partir de mañana, los afectados se centran en parcelas situadas en los nuevos regadíos ya en marcha (segunda fase de la Margen Izquierda del Porma), una extensión regada automáticamente de 7.500 hectáreas. Con la implantación en León de los regadíos modernos, la luz se ha convertido en su principal y esencial fuente de alimentación, ya que están estructurados a través de estaciones de bombeo con bombas eléctricas que mueven la presión del agua desde los canales de riego. Además, su funcionamiento se guía con sistemas electrónicos con las nuevas tecnologías. Hasta ahora, la tarifa nocturna permitía a los agricultores ahorrar regando desde de las doce de la noche hasta las ocho de la mañana. «Ahora, con la tarifa convencional que nos aplicarán a partir del mañana, da igual que reguemos de día que de noche», asegura el responsable del sindicato Ugal y presidente de la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Porma, Matías Llorente. Ante la situación, los sindicatos agrarios negocian con el Gobierno una prórroga, al menos para esta campaña de riego, para poder seguir con la tarifa nocturna. «Apelamos a la sensibilidad del presidente del Gobierno para que mantenga los actuales costes en los regadíos modernizados», manifiesta Llorente, quien avanza que el campo aguarda la liberalización del sector eléctrico para impulsar la agrupación de las comunidades de regantes y negociar directamente con las compañía la mejor oferta de precios para las tarifas de sus regadíos, con el objetivo de reducir costes. El hecho de que ahora la tarifa convencional llegue a los regadíos modernizados, provocará también sobrecargas en la red eléctrica en general, ya que los agricultores -al dar igual regar por el día que por la noche- contribuirán a aumentar la demanda de energía diurna.