Alaf restaura una locomotora histórica dañada por los graffitis

La Asociación Leonesa de Amigos del Ferrocarril se ha visto obligada a recuperar el exterior de la locomotora histórica 7766, tras ser dañada por unos «vándalos» que estropearon con graffiti un lateral y los dos capots. La organización se siente indignada ante tales actos y expresan que, «aunque han sufrido robos y hasta el incendio de uno de sus vehículos, no se piensa ser ni mucho menos tolerante con este tipo de actos delictivos». Asimismo, la asociación denuncia que no es la primera vez que sufren daños de este tipo que hacen peligrar el Patrimonio Ferroviario cuando está sin vigilancia o en el exterior. Por ello, Alaf cree justo y pide a la Junta que asuma el coste de la restauración de la locomotora, que supera los 2.500 euros, ya que el tren histórico se considera un Bien de Interés Cultural. El ferrocarril dañado es el modelo 7766 y pertenece a las locomotoras serie 7700, las cuáles nacen de la necesidad surgida tras el Plan General de Electrificación que acometió Renfe durante los años cuarenta. Se trata del único modelo de locomotora eléctrica inglesa que ha circulado por la Red Nacional y son de concepción universal tanto en lo que se refiere a su motorización como a su sistema de frenado y otras cualidades. La «inglesa», como se conoce a esta máquina en argot ferroviario, llegó a España entre octubre de 1953 y 1959 por el Puerto de Musel produciendo una auténtica revolución por lo que a mejoras se refería. Todas las locomotoras de esta serie fueron asignadas a los depósitos de León y Oviedo y se ocuparon de llevar viajeros y mercancías por los duros puertos de Pajares y Brañuelas. Se puede asegurar por lo tanto, que desarrollaron toda su vida en León y que es una máquina emblemática de esta provincia. Las «inglesas» fueron dadas de baja para el servicio comercial en León en 1994 tras cuarenta años de duro trabajo. Además, gracias a la Asociación Leonesa de Amigos del Ferrocarril, se han reservado otras locomotoras fuera de funcionamiento localizadas en Madrid, Zaragoza y Gijón, cuyo mantenimiento tiene que ser realizado en León por socios de dicha asociación. Así, esta organización que cuida y mantiene nuestro patrimonio histórico ferroviario afirma que «esta es una desgraciada muestra de que los vehículos restaurados deberán permanecer resguardados en una instalación a cubierto y vigilada para que no se vean vandalizados y destruidos».