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Publicado por
León

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La paralización de una explotación no es tarea sencilla, ni siquiera una vez que se ha aclarado el complejo entramado administrativo (sin entrar siquiera en las implicaciones penales) de solicitudes y autorizaciones. Buen ejemplo es la cantera de Peña del Horno, ubicada en la zona protegida alrededor de Las Médulas, en Priaranza. La explotación estuvo paralizada durante varios años, y recientemente solicitaron un permiso para reiniciar la actividad. Según el delegado de la Junta, se les exigió la evaluación de impacto ambiental ante la insuficiencia del proyecto presentado; pero la empresa retomó la actividad y ha seguido trabajando pese a que no tiene los permisos oportunos. El Ayuntamiento de Priaranza decretó la paralización de la actividad, y pidió el auxilio de la fuerza pública para hacerla cumplir. La Guardia Civil «ha intentado reiteradamente hacer efectiva la orden, precintando las máquinas e incluso cancelando el permiso de explosivos», algo que de momento se ha demostrado insuficiente. Ahora la empresa se enfrenta a tres presuntos delitos: desobediencia reiterada, delito contra el medio ambiente y contra el patrimonio, al haber destruido parte de los canales romanos que trasladaban el agua hasta Las Médulas.