El congreso socialista que elegirá al secretario provincial de la agrupación se celebrará en octubre MIGUEL MARTÍNEZ
Fernández anhela un «León fuerte, dueño del futuro y deudor del pasado»
El regidor presenta un proyecto basado en la «solidaridad, el bienestar, la justicia y el trabajo»
Ya es oficial. El alcalde de León, Francisco Fernández, presentó ayer en Boñar su candidatura a la secretaría general del PSOE en la provincia. Lo hizo rodeado de los suyos, de sus compañeros de partido. Y ofreció un proyecto que construirá a través del «orgullo de ser leonés y socialista», pero también con «lealtad a unas ideas de solidaridad, compromiso con un futuro mejor y lucha por un ideal de bienestar y de justicia para todos, pero especialmente para los más desfavorecidos». Fernández comienza así una carrera de fondo hasta el próximo congreso de los socialistas leoneses, previsto para el mes de octubre. Lo hace con el anhelo de un «León fuerte, dueño de su futuro y deudor de su pasado» y espera alcanzar su propósito con «trabajo y honradez». El regidor de la ciudad cree en «la fuerza del partido, de sus militantes», y compromete una renovación «para adaptarse a las demandas de los ciudadanos». Por eso anuncia un «equipo joven, fuerte y dinámico», que «no se encerrará en despachos y estará a pie de obra por todos los rincones de la provincia». Una cuadrilla de la que no quiso desvelar nombres, al menos hasta lograr el «consenso» con el resto de barones de la agrupación. Fernández pretende tomar el relevo del actual dirigente provincial Miguel Martínez -hoy director de Paradores- y del secretario autonómico Ángel Villalba, presentes en el acto de ayer, «que han sabido llevar al partido a unos resultados electorales que abren la vía a la recuperación de nuevas instituciones», en alusión a la Diputación y la Junta -administradas por el Partido Popular-, uno de los principales retos del secretario general del PSOE leonés El candidato y, casi con toda seguridad, próximo dirigente de los socialistas leoneses afronta un proyecto reformista que «haga del PSOE la voz de los leoneses». Encara la nueva responsabilidad «anteponiendo los intereses de la provincia a los del partido», convencido de que la verdadera fuerza del cambio llegará con el apoyo de los simpatizantes y militantes. No aceptará «un no por respuesta a la defensa de un futuro mejor en la provincia» y citó a Julio Llamazares para compartir una de sus ideas, propugnada en repetidas ocasiones: «León ha de ser lo que los leoneses quieran». Defendió el «derecho de los ciudadanos a definir» su futuro, «sin ser acallados ni criticados, sobre como desean verse dentro de veinte o treinta años». Un guiño leonesista amparado desde «el máximo respeto a la normativa vigente y a la decisión democrática mayoritaria». «Me niego a aceptar -como dice Julio Llamazares- que hasta los 24 años fui leonés, pero un día, cuando me desperté, me dijeron que era castellano leonés», referenció Fernández, quien justificó su postura al «amparo» de la historia, con un presente que la «justifica» y un futuro que la «requiere». Junto a todos Pidió la implicación y cooperación de militantes y afines del PSOE para sacar adelante su proyecto y perfiló un modelo de partido para «dar un impulso al socialismo, manteniendo las ideas que nos han hecho crecer en la defensa de los ciudadanos, pensando siempre en ellos», anunció. El modelo proyectado por Fernández se asienta en la horma de la capital, donde gobierna, con una propuesta «que no se base en los réditos personales ni políticos, sino en un futuro mejor para darle vueltas a años de gobierno popular». El primer edil del Ayuntamiento de la ciudad sentará en la reivindicación, en la voz de los leoneses, como base de la democracia, su apuesta, «porque juntos podemos», exclamó Fernández, arropado por decenas de militantes, y respaldado por la presencia de Miguel Martínez, Ángel Villalba y Miguel Alejo. Un amparo enmarcado a la sombra de la montaña leonesa, en Boñar, cerca del pueblo de su padre, Mariano, «representante de los miles de leoneses que han tenido que trabajar duro, muchas veces fuera de sus pueblos o ciudades, para labrar un futuro de esperanza», finalizó.