Aurora Rodríguez y Silvia Nogaleda compartían un piso en Hospitalet, donde estaban destinadas
El acusado de matar a las dos policías leonesas atribuye el crimen a un narco
Los testigos desmantelan las coartadas del presunto asesino en el primer día del juicio
El acusado de matar a las policías leonesas Aurora Rodríguez, natural de Noceda, y Silvia Nogaleda, de Toral de los Guzmanes, en Hospitalet, Pedro Jiménez, atribuyó ayer el doble crimen a un supuesto narcotraficante que se encontró en el inmueble de las agentes, ambas de León, cuando él se marchaba, una versión que ha quedado en entredicho tras la declaración de los testigos. En la primera sesión del juicio celebrado ayer en la Audiencia de Barcelona, el tribunal ha podido escuchar la versión del procesado con la que pretende convencer al tribunal de que no fue él quien entró en el piso de las jóvenes agentes, las ató de manos y pies, abusó sexualmente de ellas y las mató a puñaladas, para después quemar el piso. El doble crimen ocurrió la mañana del 5 de octubre del 2004, cuando fueron halladas muertas a puñaladas y con signos de haber sido víctimas de abusos sexuales dos agentes en prácticas del Cuerpo Nacional de Policía, Aurora Rodríguez y Silvia Nogaleda en el piso del barrio del Belltvige que compartían. La fiscal acusa a Jiménez de dos delitos de asesinato, agresión sexual, profanación de cadáver, incendio, robo con violencia, robo con fuerza y allanamiento de morada, para lo que solicita una pena de casi 103 años de prisión. Jiménez, un interno de la prisión de Can Brians, condenado en ocho ocasiones por delitos sexuales y robo y que gozaba de un permiso penitenciario el día de los hechos, dijo ayer que fue al piso de las jóvenes policías pasadas las seis de la mañana a recoger un sobre con sustancias estupefacientes, por encargo de un hombre llamado Mustafá D. Un encuentro en la escalera El acusado ha manifestado que, tras recoger el encargo, mantuvo allí relaciones sexuales «consentidas» con Aurora R.G. y luego abandonó el domicilio, momento en el que se encontró en la escalera con un tal Álex, un hombre no identificado, a quién ha definido como un narcotraficante que trabajaba con Mustafá D., pero del que no ha podido aportar más datos. Sin embargo, en su posterior declaración como testigo, Mustafá D. ha negado que le hiciera encargo alguno a Jiménez, a quien apenas conocía, y ha asegurado que Álex no existe. «Jamás he visto a Alex. Todo esto es una película que se ha montado (Jiménez) desde el principio», ha aseverado Mustafá D. en referencia a la versión mantenida por el acusado. El testigo ha explicado, además, que, cuando se vio con el acusado horas después del crimen, éste iba ataviado «con ropa de mujer» y tenía «manchas de sangre». Por su parte, el agente que trabajó con Silvia en su último servicio durante el turno de noche ha asegurado que trabajó con ella hasta las ocho de la mañana, lo que significa que la joven no se encontraba en el domicilio a las seis de la mañana, hora en la que el presunto asesino dice que llegó al barrio de Bellvitge. Según la acusación, Pedro Jiménez asaltó a Silvia cuando regresaba a su casa, mientras que la otra joven, Aurora, se encontraba dentro del domicilio. En la primera sesión de este juicio, de cuatro días de duración, se han vivido momentos de tensión tras la declaración de la hermana de una de las víctimas, que ha exigido al acusado que le mirara a la cara. También declaró Mustafá K.A., el hombre que trasladó a Jiménez hasta su domicilio de Girona la tarde del 6 de octubre, cuando debía volver a la prisión -por lo que inicialmente fue procesado como encubridor del doble crimen-, quién ha dicho que el presunto asesino quería salir del país. Durante la primera sesión también han declarado diversos vecinos que han asegurado que no oyeron chillidos de auxilio en el piso de las policías, aunque una mujer ha manifestado que, pasadas las ocho de la mañana, escuchó la voz de una joven en el rellano que decía a otra persona que no tenía las llaves para abrir la puerta. Aparte de la pena de prisión, la Fiscalía pide que se imponga una multa a Jiménez de 8.760 euros, además de que indemnice con unos 780.000 euros a los familiares de las víctimas. También, se reclama que cumpla íntegramente un máximo de 40 años de prisión, ya que así lo establece la ley cuando se condena un acusado por dos o más delitos.