Los sindicatos no opinan sobre el sabotaje ya que «no es seguro que ocurriera»

Los sindicatos evitaron valorar ayer los sabotajes registrados en la provincia de León durante la pasada jornada de huelga del sector forestal, que acabó con un helicóptero inmovilizado después de que apareciera con silicona en el rotor de cola. Andrés González, responsable de la Federación Agroalimentaria de CC.OO., afirmó que «no podemos constatar que los hechos sean ciertos», mientras que Juan José Rubio, de UGT, calificó el incidente de «anecdótico» dentro de una jornada de huelga «tranquila». De hecho, tanto UGT como CC.OO. calificaron de éxito la pasada jornada de huelga en el sector, tanto en participación, cercana al 95%, como en el comportamiento de los participantes. Fue la primera parada de las cinco previstas en las que los trabajadores forestales del sector privado cesarán en su actividad, y que continuará con paros en el día de hoy. Pero esa tranquilidad no está garantizada en esos próximos parones, ya que la actitud de la patronal y de la Junta de Castilla y León parece que está encendiendo los ánimos del sector. Los sindicatos no entienden por qué el Gobierno autonómico ha tomado parte en el conflicto laboral, además de haber establecido unos servicios mínimos «agresivos» que en algunas provincias, como Salamanca, llegan al 100%. Por ello, Rubio asegura que no pueden garantizar «la tranquilidad y el control demostrados el pasado viernes». «Ruíz debería haber agotado las posibilidades de diálogo y negociación antes de haber entrado en el conflicto», sugirió el representante de la UGT. Los trabajadores forestales siguen demandando, fundamentalmente, una subida de los salarios y la firma de un convenio cuyas negociaciones comenzaron hace más de un año. Desde la patronal se ha ofrecido un incremento salarial de cinco céntimos en algunos pluses, algo que los sindicatos ven como un ataque a las negociaciones. González explicó que los trabajadores del sector cobran unos 750 euros al mes, que en muchas ocasiones se reducen, ya que los días de lluvia que no pueden trabajar no se cobran, por lo que en invierno pueden rebajar la cantidad hasta los 400 ó 500 euros mensuales. A esta situación hay que añadir las presiones que según los sindicatos están recibiendo algunos trabajadores por parte de la patronal, que amenaza con no pagar los servicios mínimos prestados durante las jornadas de huelga. «Nuestro móviles siguen abiertos aunque ni la Junta ni la patronal quieren dialogar», aseguró el representante de CC.OO., aunque también garantizó que la huelga seguirá adelante pase lo que pase.