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La baja se contabiliza en la marca de terreno donde viven sólo 30 de los 130 ejemplares totales

Un oso joven de la población oriental aparece muerto a un kilómetro de León

El esqueleto del plantígrado se encontró en territorio cántabro, cerca de San Glorio

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A. Caballero - león
León

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Un guarda de la patrulla de la Fundación Oso Pardo halló a última hora de la tarde del lunes en las inmediaciones de San Glorio, cerca del pico Tres Provincias, donde rompen las demarcaciones territoriales de León, Palencia y Cantabria, el esqueleto de un oso joven. Los restos fueron trasladados ayer, después de un laborioso rescate de la zona de puertos altos en la que se encontraban, a los servicios veterinarios cántabros, donde estos días se le practicará la necropsia para determinar la causa de la muerte del plantígrado. El análisis que harán los responsables cántabros, debido a que el cuerpo estaba caído dentro del municipio de Vega de Liébana, se muestra clave para investigar la posible intervención humana en el fallecimiento del ejemplar, aunque el tiempo trascurrido desde la muerte, que podría haberse producido hace «semanas e incluso meses», según informa el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, complicará las labores. Atacado por las alimañas y los carroñeros, los huesos, pelo y pequeños restos deberán servir para esclarecer los hechos, además del análisis del entorno, con el que se completará el trabajo de campo y se establecerá la secuencia. La baja merma el censo de la población oriental -que campa desde Vegarada hasta la montaña palentina y cántabra- donde hay contabilizados cerca de una treintena de ejemplares; un número muy inferior al centenar que habita en la zona occidental, localizada en Asturias, el Alto Sil y una pequeña parcela de Galicia. El fallecimiento podría tener mayor incidencia si al final se resuelve que el ejemplar hallado es una hembra, en las cuales se hipoteca la pervivencia de una especia que en esta zona se estanca desde el año 2004. Pese a que Palomero concede que «todos los años mueren algunos ejemplares, más en el caso de cachorros que de adultos, lo que queda atenuado por el bueno ritmo de nacimientos», la Fundación Oso Pardo y los grupos ecologistas Fapas, Seo/BirdLife y WWF/Adena manifestaron su cautela ante la posibilidad de que el deceso se deba a «la intervención humana», por caza o envenenamiento, ante lo cual exigirían «ante la fiscalía ambiental y los órganos judiciales la apertura de las diligencias de investigación». «Hay que recordar que, con este, son ya 11 los osos muertos en el último decenio en la Cordillera Cantábrica, de los que 8 han perecido envenenados», avisan.