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| Análisis | La infección pone la tienda en el norte |

Sin defensa

Durante el mes de agosto se han registrado 35 nuevos focos de lengua azul en zonas límítrofes con el norte y el noreste de León y la UE sospecha que se trata de un virus nuevo para el que n

Publicado por
L. Urdiales - redacción
León

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Contra toda previsión, contra la norma, contra natura. El mosquito que transmite la lengua azul entre bovinos, ovinos o caprinos, está en León. Algunos facultativos que han visto la sintomatología de las reses muertas en Picos de Europa en las últimas horas están casi dispuestos a poner la mano en el fuego por defender que el virus de la lengua azul ya ha infectado a la cabaña ganadera en León. El virus de la lengua azul, que cabalga sin control por la zona norte de España, con más de treinta y cinco focos declarados en lo que va de mes, deja de ser una referencia casi exótica y se convierte en un dolor de cabeza para el sector. Los servicios de agricultura y ganadería de la Unión Europea, nada sospechosos de generar alarmismo, tienen constancia de que el virus que ha sembrado un reguero infeccioso por el norte de la península pertenece a un serotipo para el que no existe vacuna. Así de crudo. Ni el invierno fue capaz de hacerlo desaparecer cuando hubo alguno de los focos anteriores a esta sucesión de casos. En los manuales sobre enfermedades de animales se destaca la capacidad destructiva de la fiebre catarral ovina, que tiene un periodo de incubación de 12 días en el ovino y 40 días en el vacuno. También una capacidad extraordinaria para dejar tras de sí un reguero de pérdidas económicas del que León estaba protegido, hasta ahora, por las bajas temperaturas. La segunda lectura del avance de la enfermedad está en la fauna. El mosquito transmisor puede contagiar con el misma dificultad a un rumiante de una explotación ovina que pasta en las brañas leonesas que a un rebeco o un venado que se alimenta en la misma zona. El virus de la lengua azul, el definido por serotipos 1 y 8 ha demostrado una capacidad extraordinaria para asentarse en el norte donde se han perdido desde el pasado invierno la cuenta de focos positivos. El Gobierno se ha gastado ya 80 millones de euros para afrontar el avance, para inmunizar a los rebaños, para desinsectar a los animales, con el fin de disuadir al mosquito culicoide. El problema no habrá hecho más que empezar en León si el laboratorio pecuario confirma lo que han visto los veterinarios; si la UE acierta con el análisis sobre la existencia de un virus nuevo para el que no hay inmunidad.