PARA QUE NO SE LABRARA
Los familiares pagaron por el cementario
Los familiares de los asesinados señalaron con piedras el lugar en el que se dio tierra a los asesinados, a partir de entonces un lugar dominado como la fosa de los bañezanos. Incluso, pagaron durante años a los dueños de la tierra agrícola para que no la labraran. La llegada de la concentración parcelaria, en los años 70, también sorteó la sepultura. Entre todos los enterrados en la zona, sólo uno llevaba indentificación: Juan María Vegué Arjona. Sus restos mortales fueron rescatado ya de la fosa por los familiares durante la época de la transición. Los restos mortales que desde ayer se exhuman en la cuneta al sur de Izagre corresponden a personas con edades comprendidas entre los 20 años (como José Simón Barrios) o los 54 de Isaac Nistal, alcalde de La Bañeza desde abril de 1936; los 29 de Abraham Becares, un tipógrafo de profesión, que dejó dos hijos a su muerte, y los 32 de Julio Fernández (un trabajador de la Azucarera) o de María Alonso Ruiz, que era presidenta de la Unión Republicana y formaba parte de una familia de siete hermanos.