Correveidiles

La cupula socialista provincial que todavía ejerce, tal y como se pudo comprobar el domingo en Rodiezmo entregando un premio no se sabe muy bien por qué, parece que no se había enterado de que en octubre iba a celebrarse un congreso provincial en el que se nombrará a un nuevo secretario. O eso, o es que la secretaría de organización ha tenido demasiadas ocupaciones que le han impedido darse cuenta de que el comité que hoy se reúne debería haberse convocado hace casi un mes para, de esta forma, poder celebrar la cita congresual en octubre, como estaba previsto inicialmente. No es de extrañar, porque la todavía dirección provincial del PSOE está o desaparecida o, como en las encuestas, no sabe/no contesta. Y es que algunos políticos, de uno y otro color, sufren mutaciones genéticas cuando de cónclaves congresuales se trata. Es comprensible: se están jugando su cocido, el de los próximos cuatro años y los hay que harán cualquier cosa por perdurar. Como cierto concejal socialista, próximo a juventudes, que no deja de utilizar a miembros de su familia para tratar de conocer cuestiones de un sector del PSOE e ir de correveidile a la parte contraria. Lo malo es cuando el correveidile está identificado, entonces se corre el riesgo de recibir información, cuando menos, adulterada. Y es que no todo es oro lo que reluce en el seno del PSOE y pese a las palmaditas en la espalda y el peloteo constante, alguno no puede ocultar, eso sí en privado, su desazón por el poder que Francisco Fernández ya tiene y el que va a recibir. ¿Por cierto, alguien ha oído a la todavía dirección provincial o a algún procurador de esos de las Cortes de Valladolid salir en defensa de su alcalde ante los ataques furibundos de peones y reyes del PP?