Las que tienen que servir

Comienza el baile. El Partido Socialista se enfrenta hoy a su congreso autonómico y los castellanos ya han comenzado a hacerse una pregunta: ¿Qué hacer con León? Que no se preocupen, porque León ya sabe lo que quiere ser en este nuevo PSOE, ahora sí más de León que de Castilla. Lo que no está tan claro es si el hombre venido de Madrid, que trabaja desde Valladolid y descansa en Segovia, desde donde ve toda Castilla, tiene claro el papel que debe jugar León dentro de ese nuevo Partido Socialista con el que aspira a ser el próximo presidente de la Junta. Los hay que dicen que sí, y otros que no saben o no contestan. Las intenciones se verán rápidamente en los nombres de su ejecutiva donde, por cierto, son muchos, de Castilla y de León, los que ahora se quieren colar y utilizarán todas las armas para tratar de ser los oídos de los que ya no pueden estar. Y es que lo hicieron tan bien tan bien que el que manda les ha quitado de en medio; y si no, que se lo pregunten al de los números primos, que sigue utilizando a embajadores o embajadoras, o ambos, para hacer aquello que él ya no puede, porque no son pocos los que lo consideran acabado políticamente. Lo bueno del personaje es que siempre encuentra esbirros que le hagan el trabajo: ora un alcalde, ora un concejal y, la última, una concejala, que lleva días maquinando para tratar de que en la ejecutiva autonómica esté otro esbirro al que utilizar como correveidile, papel para el que siempre se busca a aquel al que se le engaña con buenas palabras o con unas buenas viandas, ya sea un pollo de corral o una ternera guisada. El problema es que ésta, como el concejal que vino de nuevas generaciones, también ha sido descubierta.