Aquí no caben todos

Más allá de polémicas y retrasos en la ejecución, el Parque Tecnológico de León da sus primeros pasos como germen de un núcleo investigador y de desarrollo de la provincia. Son 32 hectáreas destinadas a asentamientos tecnológicos, con equipamientos especializados y servicios. El entorno está lejos del de un parque industrial convencional: cobran especial importancia las zonas verdes y los espacios libres (de hecho, las empresas que adquieren su parcela sólo pueden edificar el 50% del espacio comprado). Y no es tan sencillo ubicarse en este espacio. Una comisión asesora analiza cuidadosamente la realidad y los proyectos de quienes solicitan una parcela, porque el parque sólo está abierto a aquellas empresas que se consideran innovadoras de base tecnológica. Tampoco pueden ejercer actividades contaminantes, aunque la fabricación producción están permitidas bajo algunos requisitos. El caso es que las compañías que se instalen en el Parque Tecnológico de León deben destinar al menos el 5% de sus ventas brutas anuales a las actividades de I+D, bien aplicado al producto o al proceso. Además, al menos el 5% de su plantilla debe ser personal técnico dedicado a las actividades de I+D. Además de estas exigencias la comisión asesora del parque se asegura de que la actividad de la empresa encaja en el perfil que se desea para esta infraestructura industrial desde los puntos de vista técnico, tecnológico, económico y financiero y medioambiental.