Tormenta a campo abierto

Hace ya algún tiempo los americanos pusieron de moda la «tormenta de ideas», que no es otra cosa que reunir a varias personas a las que se les supone con una formación específica con el fin de que aporten sus ideas en pro de un objetivo común y superior. Se parte de un guión mínimo y la propia dinámica de la conversación, como si de una tertulia se tratara, decanta las mejores propuestas. El PP añadió un elemento nuevo, la participación del público que a su vez también podía convertirse en interlocutor. La convocatoria fue un éxito, ya que ni siquiera doblando el número de sillas previstas inicialmente se logró asiento para todos. Ahora corresponde hacer limpieza de lo hablado y de ahí saldrá un primer embrión que dará vida al cuerpo de la ponencia política que se llevará al Congreso regional del PP, previsto para el 25 de octubre. El hecho de que el debate fuera público, incluso con los medios de comunicación como testigos, demuestra una cierta valentía, porque no siempre lo que se dice en una conversación es lo políticamente correcto. Un riesgo asumido desde la organización del congreso, que como contrapunto calificaba el último congreso del PSOE de «clandestino».