El alcalde denuncia que las rampas de los canales son trampas mortales para la fauna silvestre
Villasabariego urge medidas para evitar el ahogamiento de animales
El Ayuntamiento envía un escrito a la CHD instándola a que valle varios tramos de los canales de riego
Ver de cerca el cadáver de un corzo o a un perro ahogado, con las pezuñas desgastadas en su intento vano de salir del canal de riego al que cayó, es una imagen cruel y que impresiona. Sobre todo, por el esfuerzo que debieron realizar los animales para tratar de escapar del foso, arañando las rampas de cemento y resbalando una y otra vez hasta acabar exhaustos. Los canales de riego, que dan tanta vida al campo leonés, se han convertido en muchos tramos en auténticas trampas mortales para la fauna silvestre que se acerca a beber. La elevada mortandad por ahogamiento que se ha registrado en los últimos meses en los canales de Villasabariego, donde han aparecido jabalíes, corzos, perros, liebres y algún zorro, han hecho que el Ayuntamiento tome cartas en el asunto y haya decidido remitir un escrito a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), competente en esos sistemas de riego, para instarla a que tome medidas. Villasabariego no pide, como ha hecho recientemente el Ayuntamiento de Aranda, que se reformen las rampas de hormigón que encauzan el agua para que los animales que caen puedan salir, pero sí reclama que la CHD revise los cerramientos y valle los canales en sus zonas más conflictivas para evitar el peligro. Sin protección De hecho, al pasear por varios de esos canales que atraviesan Villasabariego, como el de Villiguer, se aprecia que el cierre con una valla metálica está muy deteriorado y es inexistente en muchas zonas sin que se haya repuesto. El alcalde de Villasabariego, Jesús Fernández, denuncia esa situación y asegura que tampoco entiende cómo los ecologistas, que defienden tantas causas, «no se han fijado nunca en esta aberración, con animales que mueren después de un sufrimiento enorme al verse atrapados en el agua y sin posibilidad de salir, porque con las pezuñas mojadas resbalan por unas rampas inclinadas que, además, son muy elevadas para poder superarlas». Esas rampas llegan a tener dos metros y medio de altura en muchos puntos de su municipio y cinco de ancho. Los responsables de la sección de Vida Silvestre de la Junta de Castilla y León también han mantenido reuniones con la CHD para pedirle que actúe en varios puntos de la comunidad.