Leche, por gentileza de la ruina

En la primera página del manual básico para lograr que un negocio sea viable se señala como imprescindible vender el género con el que se trata por encima de los costes de producción. Lo contrario termina por llevar a la ruina. Así se declaran cientos de productores de leche en León (no quedan muchos más). Así se sienten las decenas de ellos que procesionaron tras un camión cisterna por las calles de la capital para hacer de un gesto de generosidad el mejor retrato de la rebeldía: las liquidaciones del último mes, el ingreso económico con el que subsisten los propietarios de las explotaciones y sus familias, llegaron a reflejar 35 ó 40 pesetas por litro. A pocos metros del escenario de la protesta, en cualquier supermercado o línea de venta, el litro de leche bordea el euro. Por arriba o por abajo. Pero lo bordea. No es de extrañar que el consumidor se abalanzara sobre el camión cisterna, lechera en el argot, cuando los operarios de la cooperativa Cea-Esla abrieron la espita de la cuba. «Tome, tome, -animaban- que esta no viene de Francia ni está reconstituida con agua». Un alivio para los afortunados que pudieron probar como sale la leche de la montaña leonesa, la que ayer clamó ante la subdelegación del Gobierno y la delegación de la Junta por un trato equitativo con otros territorios. También a la hora de cobrar lo que producen en las explotaciones. Así que avanzaba la lechera se veía correr la leche; la que en lo que va de octubre ha vuelto a las cloacas; la que el mes pasado se cobró a 21 céntimos. Con ese dinero, ¿cuánta leche se puede comprar en el supermercado?