Europa ve la enfermedad fuera de control y teme no poder frenarla ahora

La última crisis que devora al sector ganadero de León no es de las del tipo que origina un leve aleteo de mariposa en la costa este de los Estados Unidos, luego derivada a tempestad a este lado del Atlántico; no. Se trata más bien del aleteo de un mosquito, que transmite la enfermedad de animales enfermos a sanos. Europa ya no ve clara la contención del virus en el continente y reconoce abiertamente que la enfermedad está descontrolada y sus expertos en sanidad animal duda de que pueda frenarse. Eso sí es una tempestad. Y más, tras las conclusiones de varios veterinarios que observan que la transmisión del virus ya no se debe sólo a los insectos del tipo culicoide imícola, que tenían una actividad limitada por las bajas temperaturas. Controlar la infección significa escudriñar la forma de actuar del mosquito vector; cuando más se sepa de él, menos difícil resultará atajar el galope del virus de la fauna salvaje a la doméstica, concluyen los expertos. Hay una nueva función en ese estudio, porque el culicoide imícola, que se criaba en aguas claras y en zonas de barro, ha dejado de tener la exclusiva de mover el virus de la lengua azul. Del imícola al obsoletus, que resiste a temperaturas de hasta 5 grados, y tiene una presencia notable en todo el norte de España. Ese giro en la especie hospedadora de la enfermedad cambia el paso de la lucha, ahora contra insectos más virulentos, que amplían las especies susceptibles de contagio. Avance El frente de la enfermedad puede avanzar dos kilómetros por día, aunque el verdadero hándicap son los saltos de los enjambres de cópula, a los que el viento puede desplazar a cientos de kilómetros. La hembra del mosquito pica cada cien horas; y en cada picadura deja una víctima más de la lengua azul. La urgencia en la vacunación es imprescindible; y el procedimiento puede llegar tarde. Un serotipo híbrido También se teme entre los veterinarios y científicos que se origine otro serotipo híbrido, inmune a todas las vacunas hasta ahora desarrolladas frente a la actividad de los serotipos 1 y 8, más habituales en los contagios que se han advertido en toda las regiones ganaderas afectadas en León. Como en el resto de Europa, la infección ha superado todos los cinturones de vacunación. Las pérdidas van a resultar cuantiosas. Muerto el mito del mosquito culicoide al que aletargaba el frío, murió la posibilidad de que las montañas leonesas se iban a salvar de la crisis. Allí se ha asentado.