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Presidente de la Asocaición Nacional de Empresas de Tecnología de la Información y Telecomuncaciones (AETIC)

«El Inteco no es una fantasía, es el ejemplo de algo hecho con sentido»

«Si en dos años el Inteco no ha cumplido su objetivo debería desaparecer». Hoy, dos años después de esta afirmación, Banegas asegura que

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F. Ramos - león
León

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Sabe de lo que habla y se le entiende cuando lo explica, razón por la que sus aseveraciones sobre el Inteco suenan en boca de Jesús Banegas Núñez (Murcia, 1947) realmente convincentes. Desde su atalaya tecnológica otea el horizonte y ve a un León emergente que, de la mano de Inteco, va camino de convertirse en un ejemplo del trabajo bien hecho. -Hace unos años usted aseguraba que si el Inteco no era nada en dos años no tendría razón de ser. ¿Se ha ganado su razón de ser? -Creo recordar que, entonces, dije que si en dos años no había conseguido su objetivo lo mejor era que desapareciera y que, si lo había logrado, que también fuera pensando en desaparecer. El objeto del Inteco es muy legítimo y muy lícito, porque existen voluntarismos políticos que no nacen para competir con la iniciativa privada y sí para arriesgar legionarios donde todavía el mundo empresarial no ha llegado. Además, eso tiene sentido si se hace de la mano de algún contenido tecnológico, de algo nuevo, que se crea, que va a tener futuro, y no de una fantasía. ­-¿Tiene ese contenido tecnológico el Inteco o es una fantasía? -Para nada es una fantasía. En este caso, yo creo firmemente que se acertó, porque se apostó por un voluntarismo político en un espacio no ocupado por nadie, en una área y en un lugar de España, como es León, en el que nunca se había hecho nada y en un ámbito tecnológico, como es la seguridad, emergente y de futuro y en el que España puede y debe convertirse en un líder mundial, como creo que lo está consiguiendo. Pronto el Inteco y León se convertirán en una especie de «Business Case», en un ejemplo, para enseñar por ahí de cómo la relación público-privada en los nuevos ámbitos tecnológicos permite hacer cosas con contenido y de mucho sentido. -¿Los resultados han sido acordes a este trabajo bien hecho del que usted habla? -Los resultados son sorprendentemente positivos. Yo, que he sido colaborador de este proyecto desde el principio, me siento tremendamente satisfecho por los resultados obtenidos, porque superan incluso mis expectativas iniciales. Y le aseguro que en mi larga trayectoria de pionero y emprendedor he conocido y sabido de muchas experiencias similiares que se han quedado en el camino. -¿Cómo se hacen llegar estos resultado al leonés de a pie? -Diciéndole, por ejemplo, que León es hoy ya la capital española de la tecnología de seguridad, porque ha sido capaz de atraer un buen número de empresas muy significativas a hacer desarrollos aquí, lo que implica que mucha gente que antes no se dedicaba a esto, ahora sí. León está ya dentro del mapa de las TIC's gracias al Inteco. -¿Quiere esto decir que el Inteco ya ha cumplido su objetivo? -Al contrario. El Inteco, como consecuencia de haber hecho bien su trabajo, debería ser durante un tiempo más largo la institución que impulse y coordine la apuesta del Estado por la seguridad. Debería ser el animador, para que las administraciones públicas se interesen cada vez más por la seguridad y, así, habrá más proyectos que traerán más desarrollo a León. Hay que seguir creciendo, ser más pioneros y utilizar ese liderazgo para exhibirlo y exportarlo al resto del mundo. -¿Cómo afectará la crisis al Inteco y a las empresas de tecnología? -La crisis tiene una doble vía: pública y privada. Desde el punto de vista público, no debería afectar, porque el esfuerzo público en materia de seguridad tecnológica es una partida tan sumamente pequeña del gasto que no tendría sentido que disminuyera. Desde el punto de vista privado, de la empresa, tampoco debería afectarle. -¿Sigue existiendo déficits de profesionales para las empresas de tecnología? -Sí, sobre todo de los que llamamos profesionales senior, con más de diez años de experiencia. -¿Y cómo se palía? -Trayendo talento de los países donde sí lo hay. El problema es que en España tratamos la inmigración de talento como la inmigración de los sin papeles. Es absurdo. El sentido común dice que el talento no debería tener limitación alguna para habitar en España. Es más, deberían ponerse pasquines en las mejores universidades del mundo para coger a gente de talento que quiera trabajar en España, de lo contrario comenzarán a exportarse las actividades y el trabajo hacia los lugares en los que está ese talento. Absurdo, ¿verdad? Pues, cuando lo he comentado con diversos ministros todos me dan la razón, pero al final no sé por qué extraños intereses todo sigue igual. -¿Sigue el Inteco necesitando aún la mano de un profesional cualificado que oriente sus contenidos o ya puede volar solo? -El Inteco está funcionando bien porque ha tenido un director magistral, que es Enrique Martínez, cuya mayor cualidad es ser una persona abierta y comunicativa. Otro en su lugar se habría encerrado más en sí mismo, en su mundo político; pensaría que lo sabía todo y lo haría a su manera y, al final, fracasaría. Enrique, en cambio, lo primero que hizo fue ponerse en contacto con la sociedad civil, preguntarle, hablar, saber qué es lo que querían hacer. Esta apertura y confianza que se ha granjeado con la sociedad civil vale un potosí. Dicho esto, la conclusión parece clara: sería bueno que Enrique continuara. -¿Que valoración le merecen el cada vez mayor número de empresas de tecnología de León? -Nuestro mundo es tan abierto y competitivo que cualquier empresa que exista es, por definición, buena, porque si no desaparecía. Por tanto, su propia existencia demuestra que son buenas, porque las malas no existen. Ésta es una de las grandezas de nuestro sector, que está sujeto a la competencia internacional. Si en el pasado ser innovador era crucial para ser referente, ahora es necesario ser innovador para seguir viviendo. Lo mejor que le podría pasar a España, en estos momentos de crisis, es que la decadencia del mundo inmobiliario fuera sustituida por la ascendencia de nuestro sector, que crea empleo fijo, de alta cualificación, de alta remuneración y, además, exporta. -¿Es consciente de que está planteando usted un cambio de ciclo en la economía española? -Por resumirlo en una frase: lo deseable en esta etapa de crisis es que se produzca la necesaria metamorfosis de la economía española, para pasar del ladrillo a la tecnología, del sector primario a la I+D+i. -¿También en León? -Por supuesto. Es que León es un ejemplo. León, en lugar de las minas ha visto como es posible pasar a otra cosa. Es más, sería interesante investigar cuánto dinero público se gasta todavía en subvencionar minas y cuánto en el Inteco y medir para qué sirve. Ver la actividad, las empresas y el futuro que hay en el Inteco y lo que hay detrás de las subvenciones en la minería. -¿Cree usted que el Gobierno está dispuesto a realizar ese trasvase, a apostar claramente por dar más ayudas a la I+D+i que al sector primario? -Mi experiencia histórica me dice que los gobiernos, éste, el anterior y seguramente el próximo, tienen una relación «epidérmicociclotímica» con la tecnología. -Bonito palabro, pero explíquese. -Ciclotímica es que cambia por fases, una veces sí y otras no. Cuando cree que le beneficia políticamente, se apunta a ella; cuando la considera de menor relevancia, se olvida. Y epidérmica, porque es una relación superficial; el Gobierno se quita y se pone el parche tecnológico con mucha facilidad. Este Gobierno, en la etapa anterior propició el mayor salto tecnólogico que se ha dado nunca en cuatro años en España. Ahora, sin embargo, parece que arrepentido de haber hecho las cosas bien, quiere volver a hacerlas mal y todos los indicios apuntan a una reducción de la alegría presupuestaria que había en favor de la innovación. Eso es una pésima noticia, porque el mejor mundo posible pasa por las nuevas tecnologías. Además, el esfuerzo presupuestario es ridículo. -¿Aquí es donde entran las ayudas a la minería? -Sí, pero no sólo. Si una mira, por ejemplo, las deducciones para comprar una vivienda -que es animar una demanda que se ha verificado perjudicial para el funcionamiento de la economía-, comprobará que tienen un coste para el estado cuatro o cinco veces superior al esfuerzo que se hace en innovación. Si uno mira ese mismo esfuerzo en innovación y lo compara con el de cooperación, es decir regalar dinero a oenegés, la distancia es enorme. Se trata, por tanto, de un problema de prioridades y yo creo que la prioridad principal pasa por seguir impulsando las nuevas tecnologías y la innovación, porque es el único futuro para España. Ya no podemos volver más al pasado, a construir un millón de casas al año. Eso no va a volver a suceder, como tampoco León puede volver a la minería.

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