De color naranja

Tan intenso como largo. Así fue el acto académico, en honor a San Carlos Borromeo, que ayer celebró la Facultad de Económicas y a la que asistieron numerosas autoridades civiles y académicas y, por supuesto, los alumnos que fueron los verdaderos protagonistas. Tras la lección inaugural que pronunció Carlos Martínez, tuvo lugar la graduación de los jóvenes que terminaron su carrera el curso pasado, entre ellos, la primera alumna china licenciada en esta facultad. Todos ellos tienen ya su beca de color naranja y muchas expectativas a pesar de la coyuntura económica. Después, las empresas colaboradoras (Caja España, Caixa Galicia, Colegio de Titulados Mercantiles, Colegio de Economistas y SAS Institute) entregaron los premios a los alumnos más aventajados. Uno de los momentos más emotivos fue la entrega de la Insignia de Oro de la Facultad de Económicas al prestigioso economista, académico y columnista del Diario de León, Fabián Estapé. que calificó de «exagerado» este reconocimiento. Un premio que le «ligará para siempre» al centro leonés. Como experto en economía pidió la distinción de los términos «crisis» y «recesión». De hecho no dudó en afirmar que de llegar a la «recesión será más duro que hoy la crisis». El acto contó también con la intervención de la decana de Económicas, María Jesús Mures. Afirmó que este centro es «leal, reivindicativo y nunca conformista». Prueba de ello fueron las peticiones realizadas al rector: un salón de actos nuevo, la redistribución de las aulas para adaptarlas al Espacio Europeo de Educación Superior, la ampliación de la oferta mediante másteres y el apoyo incondicional del Rectorado para que salgan adelante los cinco nuevos grados que comenzarán a impartirse el próximo año. El último en intervenir fue el rector de la ULE, José Ángel Hermida, que destacó la importancia del acto en el que «se han unido de forma magnífica economía e investigación y, en ambos casos, con mayúsculas». Recordó la apuesta de la ULE por invertir en innovación como «una de las salidas de la crisis» y resaltó que el trabajo «debe de ser un valor y no un castigo divino»