Aumenta la incidencia de la diabetes infantil con diez nuevos casos en un año

Los especialistas tienen claro que una de las causas de la aparición de la diabetes en la infancia es la genética, pero desconocen cuáles son los factores que influyen en que esta enfermedad haya ido en aumento. Mañana se celebra el Día Mundial de la Diabetes, que este año, por segundo consecutivo, se dedica a la infancia y adolescencia. En el último año se han diagnosticado en el área sanitaria de León diez nuevos casos de diabetes infantil tipo 1, la más frecuente en la infancia, por lo que el servicio de Pediatría del Hospital de León vigila actualmente a 35 menores con edades comprendidas entre los cuatro y los quince años. «Es una tendencia creciente. En pocos años se han pasado de cinco nuevos casos anuales a diez, pero la tendencia no es sólo creciente en León sino a nivel mundial», asegura el responsable de las consultas de diabetes de la unidad de Endocrinología Pediátrica del centro hospitalario Juan Carlos Martínez Badás, quien diagnostica que los investigadores tienen mucho que avanzar en este terreno. Badás asegura que los responsables en pediatría infantil se están preparando para otro riesgo del que León se libra de momento pero que no tardará en llenar las consultas: el incremento de la diabetes tipo 2 en la infancia y la adolescencia. Esta variante de diabetes era, hasta hace unos años, una enfermedad que debutaba a partir de los 35 o 40 años como consecuencia de la obesidad y el sedentarismo. El incremento del sobrepeso, que en León afecta al 30% de los niños, hace que los especialistas tengan la certeza de que, si no se toman medidas, los casos de diabetes aumentará aún más en los próximos años. Los tres retos con los que se enfrentan los especialistas en León es el diagnóstico precoz, la educación diabetológica y el retraso de las complicaciones de una enfermedad mal tratada. «Los síntomas de la diabetes tipo 1 evolucionan muy rápido. En cuestión de días, el niño está decaído, pierde peso, bebe mucha agua y orina mucho. Si no se diagnostica a tiempo la enfermedad puede entrar en una situación metabólica grave que se llama cetoacidosis», asegura Martínez Babás, que desde hace año y medio se ha involucrado en el tratamiento de esta enfermedad infantil. Padres y pediatras piden que el hospital inicie la detección sanguínea de la enfermedad con un sistema que evitaría el número de extracciones en vena, chequeo que se realiza cada tres meses. Ese sistema se llama hemoglobina glicosilada y se realiza con un simple pinchazo en el dedo. «Ya está solicitado, tenemos la maquinaria, pero falta el consentimiento, porque el hospital tiene que comprarlos reactivos». El diagnóstico y un buen tratamiento de la enfermedad evita complicaciones asociadas a una patología que pueden afectar a la retina, el riñón y el corazón, entre otras lesiones. En el caso de los niños, el tratamiento es siempre con insulina, «contamos con insulinas que se obtienen por ingeniería genética, que son prácticamente idénticas a la insulina humana».