«El deporte me hace sentir bien»

león

Tamara Cuesta Fuentes tiene 19 años. Empezó con dieciséis a practicar deporte y su discapacidad intelectual no le ha impedido ocupar el podio de las mejores jugadoras de baloncesto en el equipo femenino de Asprona, que quedó tercero en el juegos Mundiales en Shangai, una categoría similar a los juegos paralímpicos. Tamara es un ejemplo de superación a través del deporte, una actividad en la que están federados sesenta discapacitados intelectuales de la provincia en diferentes modalidades como baloncesto, fútbol, tenis de mesa, natación, educación física, etc.

Tamara asegura que la práctica del baloncesto le hace sentir «bien, aunque cansada». Su monitora y licenciada en Educación Física, Noemí Honrado, de Asprona, asegura que los discapacitados intelectuales que practican deporte «se les nota un montón el cambio que dan en habilidades como cooperación, relaciones sociales y modificación de conductas».

Tamara viven en un piso tutelado de Asprona donde comparte espacio con otras quince personas y dos monitores. Compatibiliza su actividad laboral en el Centro Especial de Empleo de Asprona en Quintana de Raneros con la práctica deportiva, a la que dedica dos horas a la semana. Lunes y martes tiene una cita ineludible en los polideportivos del Polígono X y el de San Esteban. «Recuerdo muy bien todo lo que nos pasó en Shangai. Disfruté mucho. Teníamos siempre detrás a personas de allí, enseñándonos cosas. No nos dejaron solos ni un momento. Se ofrecían a enseñarnos sus costumbres y a cocinar su comida».

Nunca antes había practicado deporte y su monitora espera que pueda seguir durante mucho tiempo más con esta práctica. «A nivel físico y psicológico se trabajan las relaciones sociales, la modificación de conductas y la cooperación». Para Tamara las instrucciones de su entrenadora son sencillas y directas. «Pero a medida que el nivel cognitivo baja, las explicaciones tienen que ser más breves y no varias mucho las tareas diarias», asegura Honrado. La monitora deportiva de Asprona aconseja a los padres con niños discapacitados que los animen a la práctica de algún deporte, independientemente de la discapacidad que sufran.

«El problema es que cuando están en la edad escolar no practican deporte y luego es muy difícil trabajar con ellos habilidades deportivas. Aconsejo a los padres con hijos e hijas discapacitadas que sus hijos practiquen alguna actividad porque luego, cuando llegan aquí con 18 años, nos cuesta trabajar con ellos».