«Soy voluntario por necesidad»

león

José Luis Martínez Novoa es el voluntario veterano de Aspace desde hace dos año. Celia Redondo es voluntaria desde hace siete años en la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer. Son una representación de las personas que superan los cincuenta años de edad y que vuelven sus ojos a la acción voluntaria «por necesidad, para que ellos me aporten lo que necesito», dice Martínez Novoa, gallego, que pasó veinte años en Uruguay y treinta años en Suiza. Casado con una leonesa, vive en León desde hace dos años, tiempo que ha dedicado a las labores del voluntariado social. «Acompaño a las personas con discapacidad intelectual de Aspace a subir al autobús, a hacer las compras y realizar otras actividades y, cuando puedo, también colaboro con la Fundación Tutelar de Enfermos Mentales (Feclem). Siempre ayudo a la misma persona, voy con ella al cine, o donde quiera. Creo que aporto muy poco, pero ellos me devuelven mucho cariño». Su actitud le lleva a plantearse ahora ayudar a los niños con cáncer, «pero temo involucrarme demasiado, no es bueno». Martínez Novoa opina que «somos unos privilegiados» porque hay mucha gente que sufre «y nos complicamos la vida porque queremos. Somos muy consumistas».

Celia Redondo, ex agente comercial, dedica tres horas a la semana al voluntariado: «Yo les doy todo de mí y ellos me devuelven mucho más». Recibir un abrazo de las personas a las que la enfermedad les ha borrado los recuerdos supone una satisfacción, «siempre recibes más de lo que das. Toda mi vida fue ayudar a los demás». Esta mujer, menuda e inquieta aconseja a las personas mayores que opten por el voluntariado, «que vayan, porque se sentirán bien».