| Crónica | Una apuesta regia |
«La Carta Magna es el vértice esencial de nuestro presente»
El Rey muestra su convencimiento en que la Constitución sigue siendo el mejor instrumento de futuro y mostró su confianza en que permita seguir progresando en la convivencia «armónica»
madrid
El escaso entusiasmo con el que los representantes de la soberanía nacional acogieron el homenaje que se había preparado a la Constitución por su trigésimo aniversario parecía hablar de desafección e incluso de un fin de ciclo. Pero los asistentes, y en especial el Rey, lanzaron justo el mensaje contrario: la carta magna mantiene incólume su vigencia. Don Juan Carlos defendió el texto como «vértice esencial de nuestro presente y mejor instrumento de futuro» y mostró su confianza en que permita seguir progresando en la convivencia «armónica» de una España «unida y diversa».
El presidente del Congreso, José Bono, dio a la norma fundamental otro valor. A su juicio, es la clave de que la izquierda y la derecha luchen «por primera vez juntos» por la libertad «y también contra el terrorismo». «Nos está costando muchas vidas que lloramos juntos», dijo con el recuerdo puesto en el asesinato, este martes, del empresario vasco Ignacio Uría. «Nunca antes de la Constitución la derecha y la izquierda lloraron juntas por las mismas cosas -insistió-, ahora lloramos juntos y actuamos juntos». El Monarca también se refirió a la «barbarie del terrorismo» para ensalzar la unidad de los demócratas y los instrumentos del Estado de Derecho como fórmula para la victoria contra el culpable del dolor de tantas familias que «hoy más que nunca -”aseguró-” tenemos presentes en nuestro corazón».
Era la primera vez que los Reyes participaban en este acto, que en esta edición parecía condenado al mero trámite.
Sin embargo, tras los discursos de rigor del presidente del Congreso y el jefe del Estado, el salón de los Pasos Perdidos tardó tiempo en vaciarse.
La ausencia de cóctel no impidió los corrillos en torno a los Reyes, los príncipes de Asturias, Mariano Rajoy o José Luis Rodríguez Zapatero, decidido a no soltar prenda sobre la política del «día a día». A su llegada soltó ante los micrófonos el mensaje que traía preparado, que los cambios constitucionales no corren prisa.
Y una vez dentro dio un espaldarazo de doble lectura a un Bono que, en las últimas semanas, ha recibido críticas a un lado y otro del hemiciclo. «Estoy más contento con él que cuando le propuse», dijo. En cambio, logró eludir la pregunta que corría entre murmullos como la pólvora: la de si prepara una remodelación de su gabinete.