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| Reportaje | Por la linde |

León tira de la raya

El BOE publica el nuevo límite de la provincia leonesa y el Principado en Somiedo, donde se deberá trasladar el cartel del límite dos kilómetros al norte y variar todos los mapas

Publicado por
A. Caballero
León

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León vuelve a sus fronteras de 1788. Por el norte, por lo menos, la demarcación territorial se asemeja a la reivindicación leonesa, después de que ayer el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicara la incorporación de manera oficial al inventario de bienes del Ayuntamiento de Cabrillanes de 128 hectáreas que hasta ahora estaban bajo jurisdicción de Somiedo, dentro del Principado. No hay vuelta atrás para una sentencia de la Audiencia Nacional, ratificada por el Tribunal Supremo, tras cuatro años de lucha judicial, que da pie para el nuevo pleito en el que el consistorio babiano reclama otras 674,5 hectáreas, con el mismo argumento judicial: la restitución de las lindes asentadas en la Real Carta Ejecutoria de 1788. Un documento con más de dos siglos que obliga a cambiar los mapas geográficos de la península ibérica. Ahora, el cartel de bienvenido a Asturias deberá llevarse dos kilómetros al norte, una vez superado el puerto que traza la CL-633, aunque sin afectar al casco urbano de El Puerto.

La Real Ejecutoria de 1788 asienta el acta de deslinde acordada por los representantes de los dos municipios tres años antes, al guiarse por la confluencia de un arroyos que mantienen aún su caudal. Pero luego, el movimiento de los pastores en busca de las camperas al otro lado de la raya propició la

progresiva de fincas. Un proceso casi natural entre núcleos a ambos lados de la frontera astur-leonesa, que acabó por tomar rango legal gracias al error cometidos por el servicio geográfico del Ejército en 1946.

La diferencia entre el trazo que se ajustó entre paisanos en 1788 y la foto que definió el Ejército a mediados del pasado siglo equivale al área de disputa. Resuelta la postestad de las primeras 136 hectáreas, el segundo pleito está ya en marcha. Cabrillanes ha constituido su comisión de deslinde y lo ha comunicado a Somiedo, aunque el municipio asturiano repetirá su posicionamiento de la vez anterior: silencio administrativo. Esta postura, que se ratificará cuando la delegación leonesa visite la zona, como marca la ley, derivará el caso al Ministerio de Administraciones Públicas, donde se resolverá tras atender al Consejo de Estado; después, si la orden ministerial es recurrida, el expediente tendrá que pasar por la Audiencia Nacional y, en última instancia, por el Tribunal Supremo.

Otra vez, más de cuatro años de pleitos, como avizora la alcaldesa de Cabrillanes, Lina Freire. Todavía sin delimitar todas las repercusiones sobre el territorio que tiene el primer ajuste del mapa, que obligará al pago de las contribuciones de las fincas en León, en vez de Asturias, la regidora socialista confía en que el ministerio «deslinde basándose en los mismos términos». La deliberación favorable a los intereses de la provincia leonesa sumaría las 674,5 hectáreas a la contabilidad del consistorio babiano, sin que se vieran afectadas las figuras de protección medioambiental, que serán calcadas una vez se apruebe el parque natural de Babia y Luna en la primavera del próximo año.

Más allá de estos mojones, entonces sí, empezaría Asturias, como apuntan los representantes leoneses en el litigio, que recalcan que sólo quieren llegar hasta donde está la linde de manera histórica. A partir de ahí, sería de tontos seguir adelante.

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