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La pedanía quiere convertir las 36 hectáreas en un pulmón verde junto al río con áreas deportivas

Azadinos reclama el uso del suelo que ha ocupado 35 años la gravera

El TSJCyL ratifica las medidas de cierre y el desalojo de la empresa decretado por el Ayuntamiento

Los terrenos donde ha ejercido su actividad la gravera son de Azadinos y ocupan 36 hectáreas

León

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La batalla judicial emprendida hace cinco años por el Ayuntamiento de Sariegos contra la gravera de la zona toca a su fin. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) acaba de desestimar la última apelación de la compañía contra las medidas de cierre adoptadas por el equipo de Gobierno.

En la práctica, la resolución del alto tribunal significa que los magistrados ratifican el desalojo de los terrenos que ha ocupado la gravera durante los últimos 35 años y, además, respaldan la iniciativa del Ayuntamiento de colocar una cadena en el 2007 para prohibir el acceso a la parcela. En la sentencia recuerdan que la compañía ha estado desarrollando su actividad «sin ningún tipo de autorización o licencia», lo que justifica la intervención del Ayuntamiento.

La decisión judicial da alas a la junta vecinal de Azadinos, propietaria de las 36 hectáreas, para intentar recuperar el uso del suelo. El pedáneo, Isidoro García, reconoce que en el 2003 firmaron con el empresario un arrendamiento por doce años. El objeto del contrato era desarrollar una actividad de planta de hormigón y depósito de áridos. «Pero ahora, al invalidar un tribunal la actividad de la empresa, entendemos que se escinde el contrato de arrendamiento aunque no hayan transcurrido los doce años porque se incumple el objeto».

Acta notarial

El primer paso que dará la junta vecinal es levantar un acta notarial sobre la paralización de la actividad de la gravera. El segundo será sentarse con el propietario para comunicarle la finalización del alquiler y su deber de restaurar la zona, «tal y como se acordó en el contrato», puntualiza García.

El pedáneo no descarta pedir, incluso, al Ayuntamiento apoyo para que se utilicen las medidas coercitivas correspondientes para obligar al dueño de la gravera a cumplir con las obras de compensación para el pueblo que tenía comprometidas y para revegetar las 36 hectáreas.

García cree que el solar «es una golosina, con dos entradas de acceso desde Carbajal y Azadinos», y apostará por convertirlas en «un pulmón verde y de esparcimiento que podría albergar, además, alguna instalación deportiva, al estar junto al río Bernesga».

A su juicio, «lo importante es que el pueblo de Azadinos obtenga un rendimiento». De ahí que vayan a «buscar otras opciones para ese suelo, que está situado en un enclave privilegiado y representa un nervio vital en una zona en expansión».