Diario de León

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La vuelta a la normalidad

El crecimiento del sector se modera tras la avalancha por el nuevo régimen de primas

Publicado por
M. J. Muñiz
León

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El cambio de legislación sobre la percepción de primas por producir energía eólica provocó a finales del 2007 una avalancha de peticiones. Los empresarios apuraron sus gestiones para acogerse a las primas más ventajosas del anterior sistema; y en el caso de Castilla y León la Dirección General de Energía y Minas apuró también los trámites para aprobar dentro de aquel marco la mayor parte de los proyectos en marcha. En concreto, aquellos a realizar entre el 2008 y el 2011.

Tras este récord de instalaciones y peticiones en el 2007, la situación volvió a la normalidad en el sector el año pasado, según reconoce en su balance la Asociación Empresarial Eólica. Los megavatios instalados han pasado de los 420 en todo el país en 1997, el primer ejercicio del que aporta estadísticas, a los 16.740 con los que acabó el 2008.

El año pasado sólo Castilla y León incrementó en casi 519 megavatios la potencia instalada, un aumento de más del 18%. Crecieron más porcentualmente Andalucía, Valencia y Cataluña; aunque la media nacional se situó en el 10,63%.

Subvenciones y tarifa

El caso es que pese a las presiones vividas por el sector tanto por las primas negociadas como por el intento de reducir el déficit tarifario (se acusa a la eólica y la fotovoltaica de recibir fuertes subvenciones a través de la tarifa eléctrica que pagan todos los ciudadanos), el impulso que reciben las energías renovables parece incuestionable.

Aún así, los empresarios del sector advierten de que es más el beneficio que generan que las subvenciones que cobran: un informe de la AEE explica que en el 2007 percibieron 911 millones en primas, pero si se suman la aportación al PIB, el ahorro en emisiones de CO2, el combustible fósil no importado y los empleos generados, resulta un saldo positivo para el sector de más de 25.000 millones de euros. Y apuntan también a otros sectores de energías fósiles, subvencionados con no menos generosidad.

El caso es que España es, según un informe de Ernst & Young, el cuarto país del mundo más atractivo para invertir en energías renovables. Y Bruselas se ha rendido a las ventajas del viento: pretende multiplicar por cien la generación eólica hasta el 2030.

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