El retablo se exhibirá el día 3 de abril tras su primera limpieza en tres siglos
El prior de los Dominicos, Miguel Ángel del Río, recuerda que, salvo en 1995 y en el año 2003 que se «quitó el polvo» al retablo del Santuario, el conjunto no había experimentado una restauración global. La obra manual, valorada en 35.000 euros, incluye eliminar el repitando de algunos paños, restaurar las grietas que ha producido el paso del tiempo y la humedad y, sobre todo, suprimir la suciedad que ha ido generando el humo de las velas del templo. La forma abovedada se tuvo que adaptar y elevar para ocupar el hueco actual del nuevo templo. Se añadieron varios elementos en la parte alta, por encima del escudo de San Miguel.
Escudos y relieves
Entre ellos, los escudos de los reinos de León y Castilla, algunos ángeles y el relieve de la escena de San José. El retablo es un conjunto monumental de tres cuerpos y tres calles bien delimitados por tres pares de columnas gemelas situadas a uno y otro lado de la imagen de la Virgen, con el Hijo entre las manos. La imagen, que se convierte en el centro de atención de las personas que entran al templo, fue tallada en León, bajo las indicaciones del pastor Alvar Simón que, según la leyenda, fue testigo de la aparición mariana. El escultor ha quedado siempre en el anonimato, pero se cree que esculpió la pieza entre 1505 y 1512 y que podría ser Roberto Herrera o Juan Alonso. La iglesia, incluido el Camarín de la Virgen, tiene cincuenta metros de longitud, la anchura es de dieciséis metros y su altura es de trece.