| Tribuna política | Desde el Rubicón |
La panera
Se buscan 350 millones que alguien ha esquilmado y está esquilmando a las cuencas mineras de León. ¿Dónde están? En Valladolid. Boecillo es un buen lugar para buscarlos
En política, como en la vida misma, unos van y otros vienen. ¿O no? Así debería ser, pero está claro que no lo es y en este León, mucho menos. Aquí hay personajes que llegaron a la política hace ya... ni se sabe y que han sabido perdurar en el tiempo y, además, lo han hecho pasando por encima de unos y, ahora si pudieran, de otras. Ellos con su «savoir fair», con su sapiencia todo lo controlan y a lo que no pueden llegar ya se encargan de encomendárselo a personas de su entera confianza. Son como los viejos caciques de pueblo.
Todo bien controlado y comprado para que nadie pueda salirse de la linde que ellos han marcado. Así se construye un bonito pareado. Ora los planes provinciales, ora las obras de interés, ora un gran proyecto urbanístico en San Isidro, ora unas plazas de funcionario.
Se encargan de los suyos y lo hacen para que se sepa, porque estos personajes necesitan que el mundo entero conozca sus andanzas, su poder y cómo se las gastan. Le dan una plaza a su hijo en un Ceas de la Diputación, pero lo colocan en otro departamento. ¿Dónde? En personal. Y el hijo se encarga de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) de la institución e, incluso, está presente en las mesas de los diferentes tribunales opositores. ¿Pero su plaza no era de auxiliar y en un Ceas? Y qué más da... Lo importante es que el padre siga controlándolo todo, ahora también en el nombre del hijo...