Dos mosaicos. Las villas romanas se adornaban con suelos cargados de mosaicos que dibujaban cenefas, animales o personas. Se conservan dos, de color blanco y negro, aunque los lugareños aseguran que vieron al arar los campos, muchos más de colores.
Ladrillos y tejas. Entre estos vestigios pueden verse varias tejas de reborde, el asa de una vasija y restos acanalados efectuados con los dedos. Todos ellos se han encontrado en los accesos al cementerio, diseminados entre cantos rodados.
Frisos. Las villas romanas se dividían en dos partes, una ricamente decorada con mosaicos y frisos y otra más sencilla para las labores y aperos agrícolas. Parece que las construían los que se iban al campo, pero con las comodidades de la ciudad.
Piedras de enterramiento. Las inmediaciones del cementerio están cuajadas de grandes losas de enterramiento. los vecinos han encontrado muchos restos óseos en la zona que, curiosamente, tienen un gran tamaño. Los romanos eran de talla pequeña, pero no los visigodos.