Descubren una villa romana bajo el actual cementerio de Pobladura

pobladura

La aparición de mosaicos, teselas, tejas de reborde, estelas funerarias y ladrillos pedalis junto al cementerio de Pobladura del Bernesga, han convencido al Ayuntamiento de que bajo el camposanto se esconde una villa romana, como asegura la tradición popular.

Entre los vestigios hallados también destaca una moneda de Tiberio y un toro, típico del emblema de la Legio VI, así como un sillar de gran tamaño y cientos de cantos rodados en la pradera de acceso al recinto. Se trata de una explanada muy diferente a los campos de cultivo y zonas verdes limpias de piedras de las inmediaciones.

Por eso el Ayuntamiento considera que la acumulación de cantos rodados, tejas y ladrillos de factura romana puertas afuera del cementerio atestiguan que allí se asentó una villa con sus casas auxiliares y un molino.

De hecho, la Junta de Gobierno celebrada a finales de marzo decidió solicitar a Patrimonio un informe sobre la importancia de lo que puede esconder el suelo del cementerio «para protegerlo, conservarlo y darlo a conocer», indican.

La decisión de solicitar ayuda para efectuar catas o mediciones con georádar a la Junta se adoptó por la urgencia de ampliar el camposanto de Pobladura, donde actualmente sólo queda hueco para un nicho. El equipo de Gobierno quiere, antes de comenzar las obras, despejar la incógnita e incluso crear un centro de interpretación de la villa y el paso de los romanos por el municipio sin causar «un daño irreparable a un valioso patrimonio».

Sobre todo, buscan que la Junta les asesore hacia dónde pueden ampliar el cementerio sin destruir los restos arqueológicos, al tiempo que se pongan en valor. El ex párroco de Pobladura, Juan José Cepedano, que ha investigado la zona durante los últimos siete años, considera que la villa romana podría ser similar a la de Navatejera y que su uso sería principalmente agrícola. Por los restos encontrados, cree que podría datarse entre los siglos III al V y no descarta que se hayan producido varios asentamientos en la misma zona aprovechando el castro. De hecho, los vecinos, al arar los campos han chocado contra decenas de tejas, «lo que indicaría que las casas estaban enterradas debajo», dice. También los bisabuelos recuerdan que donde se construyó el actual cementerio en 1911 había una torre de al menos dos metros de tapial, similar a la de Villasabariego.

Las pistas que da la toponimia

Cepedano se apoya, además, en la toponimia de Pobladura para demostrar que en la zona hubo un castro. El cementerio se asienta en un paraje conocido como Los Barriales, «que en céltico significa fortaleza», recuerda. Se sitúa, además, junto a El Vallejo, que coincide con una depresión que efectúa el terreno y que podría proceder etimológicamente de valla o muralla. Cerca está el Prao del Tesoro, donde aparecieron monedas, el Castrillo de San Miguel, La Pontona romana y el Alto del Roble (de róbula o fuerza, ya que no hay un sólo roble en esa zona).

Siguiendo una diagonal superior a un kilómetro aparece la Fuente del Moro, hoy tapada por la maleza, pero que en su día parece que tuvo propiedades medicinales. Aún se pueden ver sus paredes circulares de cantos rodados y la canalización del surtidor hacia la vega delantera. La leyenda cuenta que la fuente estaba conectada por un túnel con la antigua villa.

El alcalde de Sariegos, Juan Carlos Hidalgo, considera de «vital importancia» recuperar la historia del municipio y su riqueza arqueológica. Por ello, además de pedir ayuda para las excavaciones a la Junta, ha remitido diversas cartas al Instituto Leonés de Cultura y al Procurador del Común para dar una solución a la ampliación del cementerio sin destrozar el pasado, como mínimo, romano.