Diario de León

| Reportaje | Una despedida |

Un leonés menos en la Corte

El que fuera director general de Universidades y actual director general de Ordenación Educativa, Javier Vidal, dejará su cargo tras cuatro años en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero

Javier Vidal, el día que juró su cargo ante la ministra Cabrera

Javier Vidal, el día que juró su cargo ante la ministra Cabrera

Publicado por
Nuria González
León

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Con la llegada de la ex ministra de Educación, Mercedes Cabrera, Javier Vidal dejó la Universidad de León para hacerse cargo de la dirección general de Universidades en un momento crucial para el sistema universitario español con la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior. Un cargo que ocupó desde el 2006 y hasta el 2008 y desde el que tuvo que poner en marcha el mecanismo para la adaptación a Bolonia. Un trabajo nada desconocido para este leonés ya que durante varios años fue vicerrector de Calidad y Acreditación bajo las órdenes del anterior rector, Ángel Penas, y dio los primeros pasos en la ULE para la convergencia de estos estudios. Además también había sido asesor del Plan de Calidad de las Universidades y de la Agencia Nacional de Calidad (Aneca) en las áreas de evaluación, acreditación y estudios. En el último año y, tras la separación del área universitaria del ministerio de Educación y su inclusión en el de Ciencia e Innovación, Vidal siguió fiel a la ministra Cabrera que le nombró director general de Evaluación y Ordenación del Sistema Educativo. Una tarea nada fácil ya que, entre sus cometidos, estaba plantear la reforma de la selectividad que entrará en vigor a partir del 2010 y desarrollar los postulados de la Ley Orgánica de Educación aprobada en el 2006, siempre consciente de que es imprescindible la unión con las comunidades autónomas para que el sistema educativo funcione. Casi un año después de aquel 30 de abril del 2008, cuando el Consejo de Ministros le nombró director general de Evaluación, y con la llegada de Gabilondo al ministerio, ha decidido dejar su cargo y, casi con toda probabilidad, volverá a su ciudad y a su universidad. A buen seguro que con la conciencia bien tranquila por haber desempeñado un importante trabajo a favor de la educación. Con la marcha de Vidal, la Corte se queda sin un hombre comprometido, persistente, discreto, trabajador y fiel a sus principios.

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