| Reportaje | Aula sociolingüística de Cruz Roja |
La clase de la tolerancia
Marroquíes, chinos e hindúes derriban en la sede de Cruz Roja los muros que esconden la integración; juntos aprenden español mientras conocen la cultura del país que les acoge
león
El Comité Provincial de Cruz Roja abre en León una sala a la esperanza, un espacio donde los prejuicios esperan a la puerta, sin llamar, ajenos a los miedos de quien, por primera vez, pisa un suelo que no conoce. Tampoco lo buscan, pero el caprichoso destino lo impone.
La delegación leonesa de esta oenegé creó hace un año el aula sociolingüística, un pequeño rincón en su sede que integra al alumnado recién llegado de sus países de origen. Les presta la atención que reclaman con sus silencios, aprenden el castellano, a veces más rápido que los niños que lo tienen como lengua materna, y reciben las herramientas necesarias para desenvolverse en una sociedad que pocas veces premia este esfuerzo por salir a flote, por remar contracorriente.
Son once los chavales que actualmente acuden diariamente a estas clases. Hay marroquíes, hindús y chinos, pero en cualquier momento pueden entrar más jóvenes, porque estas puertas no se cierran nunca, a diferencia de otras.
Los escolares tienen entre siete y diecisiete años y juntos refuerzan una personalidad a prueba de ataques, porque, según cuenta su profesora Inmaculada, «los niños -”en este caso los españoles-” son muy crueles y, a veces, insultan».
Estudian en los institutos Sánchez Albornoz, Antonio García Bellido y Padre Isla, también en el Colegio Público Lope de Vega, y son los propios equipos de orientación de estos centros los que derivan a los menores a Cruz Roja, gracias a un convenio de colaboración entre esta institución y la Consejería de Educación de la Junta.
El alumnado, cuentan desde la oenegé, tiene «un alto nivel de motivación, porque son conscientes de la necesidad de aprender a comunicarse con la mayor celeridad posible, ya que es condición fundamental para su adaptación social». Los niños inmigrantes que de lunes a viernes, desde las cuatro y media de la tarde hasta las seis, acuden al aula sociolingüística «suelen estar escolarizados y adquieren, de una manera progresiva, unas destrezas acordes a su edad». El grupo es heterogéneo, con distintos niveles cognitivos, donde las variables de nacionalidad, sexo y edad sólo son una característica personal, nunca un impedimento, porque el esfuerzo de quienes trabajan por la tolerancia derriba cualquier muro, incluso los más anquilosados.
Entre todos
La Cruz Roja pretende con esta acción potenciar la competencia intercultural del alumno extranjero. Para ello desarrolla actitudes y valores que favorecen la convivencia con otras culturas, aunque a veces son los otros los que ponen las dificultades, las piedras en un camino ya de por sí trabado.
Por eso, desde este organismo intentan ofrecer a estos jóvenes experiencias de contacto con otras civilizaciones, enseñarles los porqués de ciertas costumbres, ayudarles a entrar a formar parte de la sociedad que les acoge, en definitiva, abrirles las puertas antes de entrar.
Un proyecto que pretende responder a la creciente demanda de inserción social y de comunicación en la lengua del país receptor por parte de los inmigrantes, además de solucionar las necesidades del profesorado que tiene en sus clases a alumnos extranjeros con graves problemas de comunicación y comprensión del castellano.
Un fomento de la cultura española ligada a la de origen, hecho a través de una metodología lúdica, divertida, según relata la profesora, que utiliza los viernes para jugar con ellos, juegos que enriquecen los procesos naturales de aprendizaje, con la lengua como piedra angular del proyecto.
Todos aprenden de todos sin pedir nada a cambio.