«Han sido veintiún años de lucha»
Isabel es madre de un enfermo de fibrosis quística. Ahora es un adolescente que hace una vida casi normal pero la enfermedad le obliga a llevar una terapia exigente que le lleva casi dos horas diarias. «Hay épocas que lo lleva muy mal», dice esta madre. A su hijo le diagnosticaron la enfermedad hace veintiún años. «Nació con 3.800 gramos y al mes no llegaba a los 3.000 gramos. Estuvo ingresado en León y luego fuimos a Madrid. Cada tres meses tenemos que viajar a Bilbao a revisiones y debe vigilar sus órganos, que pueden verse afectados por las infecciones».