Diario de León

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Acoplados a la avutarda

La PAC abre el próximo ejercicio la posibilidad de recibir las ayudas sin necesidad de producción: una paradoja que enerva a quienes ven que la miseria crecerá y el sector caerá por inanición

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A. Caballero
León

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La PAC llega con un nuevo envoltorio; el mismo caramelo que tantas veces chuparon los profesionales del campo leonés, que a veces saturó de puro dulce, se va a mostrar el próximo año con novedades de gran calado. Por ejemplo, a partir del año 2010 será posible cobrar las ayudas agrarias que remite Europa para rescatar de los agravios de precios y renta al sector más sacrificado -”al menos del agro mediterráneo-” sin meter el arado en la tierra. Gran avance, según se mire, ese del desacoplamiento total. El corsé de la producción vinculada a las ayudas queda limitado a los titulares de explotaciones con derechos de vacas nodrizas, esos rebaños de reses cada vez más extendidos entre la mitad norte de una provincia abandonada de actividad, paisanos y hasta de fauna. El resto cobrará sin necesidad de ajustar el tractor, pastorear las ovejas o cabras o arriesgarse a pagar el abono a más precio que el trigo que iba a sembrar.

Falta por ventilar cómo se va a decidir el montante del cobro en base a años de referencia de trabajo o recursos de los derechos adquiridos a lo largo de las campañas de referencia. Se barajan las campañas del 2006, 2007 y 2008. El resultado no incidirá en la cuestión que permanece latente: ¿Se labrará la tierra en las zonas menos agraciadas de la provincia leonesa? ¿Habrá algún campesino dispuesto a perder dinero por recibir lo mismo?

Una respuesta inteligente es no moverse. Desacoplada la ayuda, el riesgo de la actividad se multiplica de forma exponencial. «Hombre, si me ingresan el dinero en el banco buena gana de ir a buscar más a las tierras, para además perderlo», reflexiona un productor. La cadena de inactividad no se va a quedar ahí. Lo notará todo el cordón de negocios auxiliares que sostiene el campo: los talleres de maquinaria, las casas de repuestos, los vendedores de fitosanitarios, los almacenistas, las casas de semillas... los corredores de seguros, incluso. Hasta los surtidores de combustible.

El invento de la PAC trae cada año nuevas experiencias. La próxima, pendiente también de una revisión y un reajuste de derechos, desde la reserva nacional -”parece que ahí no meterá el cazo la autonomía-” permitirá medir cómo reacciona el sector agropecuario ante la posibilidad de ver dinero en la cuenta corriente sin mojarse. El desacoplamiento ganó el pulso a quienes defendieron que la única forma de sostener el campo era darle actividad.

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