Diario de León

| Reportaje | Medio millar de familias se juegan el pan |

Para otro domingo, del mercadillo no quedará ni rastro

Los ambulantes se niegan a trasladarse a Clarés y harán huelga la semana próxima

Una nota anuncia la manifestación que se llevará a cabo el domingo próximo a las 10.00 con salida en

Una nota anuncia la manifestación que se llevará a cabo el domingo próximo a las 10.00 con salida en

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A media mañana Papalaguinda rebosa actividad. Anda el personal a estas alturas del año con más ganas de sol de mayo que de agua de la que tanto alaba el refranero y el bullicio en el mercadillo es notable. Hay dos patrullas de Policía Nacional en la confluencia con la Plaza de Guzmán, pero nada especialmente aparatoso.

«¿Tú has visto Los hombres de Paco en la tele? Pues esto es lo mismo: -˜Por mis santos cojones-™. Y eso es lo que nos está haciendo a nosotros el otro Paco, echarnos de aquí por sus santos cojones». Francisco viene desde Benavente todos los domingos y anda cabreado. El mercadillo en la avenida que da a la Plaza de Toros agota su último día de vida, antes de ser trasladado a los aledaños del antiguo desguace de Clarés, junto al nuevo campo de fútbol.

«Allí no hay sumideros, no hay baños. Un político tiene que gobernar para el pueblo, no contra el pueblo. Es indecente lo que quiere hacer este ayuntamiento», insiste. Viendo que la conversación sube de tono, el vendedor echa mano del ingenio y distiende el tono. «¡Vamos, que como es el último día hoy voy a regalar un viaje a Cancún!». Los viandantes se giran sorprendidos. «¡No sus preocupéis por la gripe aviar esa, que si no, lo hacemos a Cancunaraya

Unos metros más adelante, Humildad Rodríguez, anterior concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de León, atiende desde el interior de otro puesto las explicaciones de uno de los vendedores. No parece que esté muy por la labor de quitar la razón a su contertulio...

Dolores ha superado ya los 60 y viste de luto riguroso. Vende puntillas y pañuelos de batista: «Es que a mi yerno, los kleenex le ponen la nariz como a Popeye». Está preocupada con el cambio de ubicación del mercadillo: «Yo pago diez euros todos los domingos, pero si vamos pa-™ allá, no sé si sacaré ni pa-™ eso. Los martes vendo en Colón y eso me salvará un poco, pero no sé yo...».

Al top manta también le toca lo suyo. El interlocutor interpreta que lo que contesta el fornido vendedor de discos y películas cuando se le pregunta su nombre es algo así como «Sama», pero no es un dato demasiado riguroso, sinceramente. «Yo aquí estaba bien, pero si voy para allí, me va a coger la Policía cuando les dé la gana. Aquí puedo escapar en cuanto los veo. Allí, sólo hay una salida y una entrada y si se ponen ellos y la tapan, no tenemos escapatoria». En esa variante seguro que no había pensado nadie hasta ahora. La necesidad agudiza el ingenio. Antonio, de León ofrece alternativas: «¿Por qué no nos instalan en la Junta o al lado del Tanatorio? Porque lo que quieren es que no vendamos, para que la gente vaya a comprar a las tiendas de aquí».

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