El rastro de los condones

león

El único rastro que se vio en Clarés fue el que dibujaba la senda de centenares de condones usados y algunas jeriguillas esparcidas al azar, en la zona más cercana a las vías.

Fueron muchos los que, después de la pacífica manifestación que llegó hasta el edificio del Ayuntamiento, se acercaron a ver de nuevo un lugar en el que, vuelven a repetir, no se van a instalar.

Durante la marcha, además, se pudo ver a todo tipo de personas, apoyando la decisión que han tomado los vendedores. Pancarta en mano, gitanos, payos e inmigrantes dijeron de nuevo un «no» rotundo que se lo pone difícil al Ayuntamiento.

Tanto los vendedores, algunos de ellos venidos desde Benavente, como algunos leoneses paseaban por encima de un terreno que, mitad asfaltado, mitad gravilla, dejaba ver los números y las líneas pintadas en el suelo que delimitaban los los puestos que ayer debían haberse instalado en el antiguo desguace de coches, que ahora se presenta como un pequeño vertedero de residuos, en muchos casos peligrosos.

Viendo estos restos, todos querían dar su opinión. «Tened cuidado no vayáis a pisar uno de esos, a ver si se hincha y salimos todos en globo», explicaba uno de los Vargas, mientras los padres de familia negabn con la cabeza y explicaban que «nosotros traemos los domingos a toda la familia, con los niños pequeños, ¿y si uno coge uno de estos condones y se lo lleva a la boca?», «¿a qué tú no vendrías a dar un paseo con tu niño?», dijo otro de los asistentes al polémico espectáculo que ha levantado, otra vez, este lugar.

Otros muchos, además de negarse a poner su mercancía encima de las jeringuillas y preservativos usados, buscaban las «verdaderas» razones por las que, no sólo se han marchado de Papalaguinda, sino que no van a regresar. En los corrilos que se formaron en Clarés, eran muchas las teorías. «Los comerciantes, dirigidos por la Fele pueden ser la verdadera razón», se pudo oír, «y las obras la simple excusa».

Recordaron también las cuatro reuniones que han mantenido con los responsables municipales. Las dos primeras, afirman los vendedores, «fueron muy tranquilas, pero en las últimas sólo escuchamos imposiciones».

Aseguran que no hay vuelta atrás y que, sin las condiciones básicas de salubridad, «que no van a ser capaces de instalar» y «para defender el pan de nuestros hijos, que bastante paro hay ya», Clarés no será el emplazamiento del rastro diminical.

Por otro lado, también quieren poner a la oposición a trabajar y les pidieron apoyo, a pesar de que no se pudo ver a ningún representantes entre la larga fila de personas que recorrieron el paso, Ordoño y el desguace de Clarés.

Al alcalde, le exiegn auna audiencia, para que explique los motivos por los que «después de 15 años, debemos marcharnos». Francisco Fernández va a tener mucho que hacer estos días, si no quiere León se quede sin su rastro.