Las cuentas del obispo
Desde el Rubicón f. ramos
La política en León se define por el finísimo hilo que distingue salpicar de atolladero, olorcillo y hedor o mojarse y estar calado. Se rumorea que no es tan difícil cumplir con el anhelo de librarse del peaje de la autopista de León a Astorga, látigo y mantra de algunas formaciones en su crítica al Gobierno central. Hay prebendas difíciles de entender. Que un diputado -”de la Diputación-” levante la barrera del peaje en pleno trayecto a sus quehaceres de representante en el Palacio de los Guzmanes y no pague los euros de rigor, se le atraganta a cualquier contribuyente.
Pero que no lo haga por sistema y emplee la gracia económica que le da ser represennate público para sus viajecitos personales, incluidos domingos y festivos en los que no hay ninguna cita a la que dar atención, eriza la piel del pagano, su hipoteca y hasta la factura del comedor de los niños.
De operaciones de esta picaresca derivan las ya famosas cuentas del obispo, no las del rosario ni las del representante de la diócesis, y sí del cada vez más conocido diputado socialista al que parece que le han pillado con el carrito del helado dando uso a la tarjeta de descuentos AP-71 dirección este, AP-71 dirección oeste y todo esto sin el conocimiento del ama de llaves del dinero de la institución provincial, que entre recorte y recorte, recorta Internet, que ahí no hay más que páginas güarras, y los móviles a los diputados, que el cacique de la institución -”ese al que sólo superan en antiguedad las piedras del Palacio-” tenía repartido a diestros y siniestros.
El que parece que también sabe dónde va es un representante de asociación de padres y madres de León, que se ha colado de rondón en el pulso contra el traspaso de la educación infantil a los ayuntamientos.
Al parecer varones, que no barones, socialistas le han ofrecido un puesto de concejal en la lista del 2011 -”iría vinculado al área que ahora ocupan Evelia Fernández o Teresa Gutiérrez-” pero antes debe mostrar su valía embistiendo contra la política educativa de la Junta. Y en eso anda el hombre, de meritorio, hasta las caídas.