Diario de León

Reportaje | f. ramos

El trigo no llega a grano

La ruina de la cosecha cerealista obliga a la siega anticipada de campos enteros

El falta de paja de trigo incrementará su coste.

El falta de paja de trigo incrementará su coste.

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León

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El efecto de la falta de lluvia afecta ya de primera mano al inicio de la cadena alimenticia; tanto que va a hacer parecer que los resultados de la campaña cerealista del año 2008 correspondían a otro país, a otro clima, a otras posibilidades económicas. Porque ese medio millón de toneladas de grano que se cosecharon el verano pasado en León parecen ahora una quimera frente a las previsiones más optimistas que rebajaban casi un 40% las perspectivass de recolecta de grano, siempre en el mejor de los casos y tomando la estimación con un optimismo inusitado por parte de los profesionales. El sol de ahora, ni el de marzo, ni el invierno agresivo, van a permitir que haya cosecha.

La situación es extremadamente grave; para el bolsillo de los agricultores y para la estabilidad de precios de un mercado del que dependen cuestiones tan dispares como la alimentación del ganado -”del que sale la leche que abastece el consumo humano, la carne o los huevos, productos todos de primera necesidad en los que van a repercutir deforma directa el despegue de precios por la falta de materia prima que se avecina-” o la producción que se destina directamente a la elaboración de alimentos para el consumo humano. El trigo este año no llega a grano. Y los productores han asumido ya el final catastrófico del verano, asolados por las altas temperaturas ahora, antes por las fuertes heladas y la falta de lluvia que dejó los campos de mieses en León a escasos 20 centímetros de altura. Los más afortunados aprovechan estos tallos como alimento para el ganado, en siegas prematuras después de comprobar que las cañas del cereal ni siquiera acaban en espiga. El trigo no llega a grano, pero tampoco la cebada, ni el centeno. No hay salvación para el secano leonés, que viene de dar una cosecha histórica, con rendimientos cumbre, ahora convertido en un erial que acentúa la sensación de abandono que se comprobó el pasado otoño con el campo acuciado por la subida de los fertilizantes y la caída de precios del cereal. Las estimaciones colocan a León en los 0,3 millones de toneladas de grano, cifra harto difícil de alcanzar con este panorama desértico que ofrecen los llanos y la altiplanicie leoneses.

Otra consecuencia del declive en el que ha dado la sementera invernal está en los forrajes. Sin precio el año pasado, con multitud de solicitudes extraordinarias para quemas con el fin de acabar con estockajes y falta de cotización en el mercado, la situación previa a este verano está en las antípodas: se espera una subida considerable de este producto, motivado por la escasez. Sólo le faltaba esta puntilla a los productores de leche de León que están asidos y presos de las condiciones de precio de la materia prima en el inicio de la cadena alimenticia. Si no hay alimento para las reses el consumidor acabará por notarlo en la carnicería, en la lechería o en los supermercados. Pero el sector primario no. Malos tiempos; peores tiempos se avecinan en vísperas del estío leonés.

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