Diario de León

Crónica | maría jesús muñiz

La responsabilidad del montañés

David Álvarez recibe la Medalla de Oro de la Ciudad de León con el compromiso de devolver a su tierra «la generosidad con que ahora me honra»

David Álvarez, Francisco Fernández y Javier Chamorro, durante la entrega de la Medalla de Oro.

David Álvarez, Francisco Fernández y Javier Chamorro, durante la entrega de la Medalla de Oro.

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«Os estoy mirando a los ojos». Con la pausa que le caracteriza, David Álvarez, fundador y presidente del Grupo Eulen, inició ayer su discurso de agradecimiento por la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad de León. Agradecimiento a la corporación municipal, «y sobre todo a los excelentísimos señores amigos míos». Acompañado de su familia y de un nutrido grupo de amigos y miembros de las empresas e iniciativas que ha promovido, además de una amplia representación del mundo social, político y económico leonés, el empresario de Crémenes dejó transcurrir su discurso entre los recuerdos de la infancia y sus primeras experiencias empresariales, el reconocimiento a quienes le han acompañado en estas aventuras y las reivindicaciones, que tampoco faltaron.

Se lamentó, por ejemplo, de que la organización autonómica del Estado haya privado a los ayuntamientos de más recursos económicos con los que atender las necesidades de los ciudadanos; y recordó que el origen de las corporaciones municipales está en la elección en 1345 por Alfonso XI de ocho hombres buenos para actuar en nombre del consejo romano. Bondad y entrega pidió a los munícipes leoneses.

El dinero y la felicidad. Pero el empresario leonés se refirió sobre todo a su quehacer empresarial, sobre el que relató algunas vivencias. «A mis años casi todo son ya anécdotas». Relató Álvarez cómo en su trayectoria ha hecho «algunas cosas buenas», y que de ese bien «he conseguido el dinero y la felicidad». Un camino en el que ha pasado de sus dos primeras empleadas, en 1962, con una inversión de 8.000 pesetas, a una nómina de empleados que supera hoy las 90.000 personas en más de doce países.

Agradeció el empresario la Medalla de Oro, que «pondré en mi despacho detrás de mi silla, para que quien me visite sepa quién soy». E insistió en la «responsabilidad que adquiero al recibir este homenaje. Os prometo cumplir con mi deber de leonés. Os devolveré con hechos la benevolencia y generosidad de la distinción con la que me honráis», señaló.

David Álvarez concluyó su intervención con un «Viva San Marcelo, viva la Virgen del Camino y viva León». El acto concluyó con una emotiva interpretación del Himno a León.

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