Reportaje | a. caballero
El dios de las pequeñas cosas
La ciudad se volcó con la celebración de la infraoctava del Corpus, organizada por la Real Cofradía de Minerva y Vera Cruz, que llenó las calles del barrio de San Martín de sabor a tradición, a la espera de que la Junta
La procesión, organizada por la Real Cofradía de Minerva y Vera Cruz, tuvo un año más una organizaci
Cuando León se mete en sí mismo encuentra su grandeza en las cosas pequeñas. Gestos de autoidentificación, costumbres arraigadas en el pueblo, que ayer volvió a vestirse para la infraoctava del Corpus: la gran fiesta de la Minerva: el Corpus Chico. Una celebración que subrayó su acreditación de méritos para recibir la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional, como ha solicitado en el último Pleno el Ayuntamiento a la Junta.
Con título o sin él, la procesión organizada por la Real Cofradía de Minerva y Vera Cruz extendió su manto floreado por las calles del barrio de San Martín, con cuatro escalas reseñadas: la plaza de San Martín, la entrada de la capilla de las madres Benedictinas, la calle Santa Cruz y la Plaza Mayor, justo en la confluencia con Plegaria. Cuatro estampas fijas de una procesión trufada de sonrisas de niños y vueltas a la niñez de los mayores, entre las cornetas y tambores de la banda de la cofradía y de sus colegas del Santísimo Cristo de la Victoria. Reflejos de un Corpus Chico -"como lo bautizó el periodista Lamparilla en 1946-" que rezuma grandeza.