Recorte continuo que pone en riesgo 25.000 hectáreas

«O se acaba el problema o se acaban los cultivos». Esta es la alternativa que tienen ante sí los centenares de regantes que forman la comunidad del Páramo Bajo, que están sujetos a un estado de ansiedad propio de quien no sabe si dentro de diez días habrá perdido el negocio que crece en las tierras de esta zona del sur leonés. Una limpieza a fondo de la zona afectada por las algas de tallo obligaría al corte de agua en la estación de bombeo. Esto es una asunto suicida en el mes de julio, que dejaría sin duda alguna todas las extensiones de regadío abrasadas por el calor y la falta de riego. El empleo de máquinas con un dispositivo especial de arranque prolonga durante horas la tarea, con lo que no se corrige de inmediato la merma en la cantidad de agua que llega del Esla al canal paramés. La más pregrina del desembalse también obliga a detener la estación de bombeo mientras la avenida de agua esté activa. La presencia de estas algas de oca es notable también en otras zonas de regadío que emplean un sistema de rejillas para evitar la expansión de las plantas. La CHD recuerda que recomendó un sistema similar para la estación de Villalobar, aunque el elevado coste echó atrás a la comunidad de regantes, que desestimó la medida.