«Antes hacíamos lo mismo pero no nos matábamos»

«Yo sí sé cómo ha sido todo, pero no se lo pienso contar». El propietario de uno de los bares de la localidad, amable en primera instancia, desconfía del periodista cuando el interlocutor se identifica: «La gente está tocada. Son una familia muy conocida en el pueblo y lo que ha pasado es una desgracia muy grande».

Hay más suerte con el siguiente intento: «Andaban jugando de madrugada, ya sabe, las cosas de los chavales de estas edades. Cogieron el tractor, marcharon por ahí y Mario ya no ha vuelto para contarlo el pobre... Cuando la gente ha empezado a levantarse por la mañana, no se ha hablado de otra cosa por aquí».

No falta quien no ha tenido constancia del asunto y se entera por la prensa: «¿Que se ha matado quién? ¿Pero este chico no es el hijo de... ¡Halaaaaaa!!! ¡Dios mío, Dios mío! Qué desgracia. El padre trabaja en Mercadona y la madre sé que trabaja en León, pero no sé de qué. ¡Por Dios, por Dios!».

Un familiar de uno de los heridos celebra la suerte de su congénere: «Tiene un golpe muy fuerte en el tobillo... y los que le van a caer cuando lo cojan tranquilamente en casa. Antes también pasaban estas cosas, es normal que en los pueblos los chavales las líen, pero antes estropeábamos el tractor y nos metían una tunda. Nada más. No nos matábamos...».