Diario de León

Reportaje | L. URDIALES

Una bomba hídrica sobre el Páramo

Crece el malestar por el corte del Luna, que no afecta a todos los canales

El embalse del Luna enseña lo que las aguas destruyeron; y kilómetros al sur ya no llega el agua.

El embalse del Luna enseña lo que las aguas destruyeron; y kilómetros al sur ya no llega el agua.

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León

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El Páramo comienza a sentir la falta de agua, con septiembre aún por estrenar. Otro ejemplo de que los finales felices en León son utopía. El mejor campo paramés de los últimos años, que amenazaba con una cosecha histórica de maíz y unos rendimientos pletóricos de los cultivos azucareros, no va a ser posible porque el corte de agua ha reventado el pronóstico que acariciaban los productores casi como un cuento navideño. El Luna no da para más; al menos para algunas comunidades de regantes que ven agonizar sus cultivos al tiempo que se agota el agua de las acequias, mientras que en otras comunidades del mismo sistema no se ha agotado aún el cupo hídrico. «De esto no se le puede echar la culpa a la CHD», se apresura a ironizar un alto cargo de la gestión hidráulica de la Confederación del Duero, que a finales de la pasada semana comenzó a ejecutar los cierres de comporta y a liquidar la campaña de riego para cientos de agricultores parameses y de la vega del Órbigo. La administración doméstica del agua ante la escasez endémica de reserva que persigue al Luna se ofrece como la única causa de que a estas alturas de campaña haya cupo de agua para algunos productores mientras que a otros no les queda más recurso que mirar al cielo. El malestar social comienza a extenderse entre los colectivos afectados por el cierre de compuertas. En algunas áreas de la vega del Órbigo aún se riega con cierta comodidad -”por obra del ahorro y la previsión-”, igual que en las parcelas asignada al canal de Villadangos. Donde no corren la misma suerte se agranda el agravio tras transcurrir dos tercios del verano alimentando un proyecto de cosecha como hace tiempo que no se veía por estos lugares.

A vueltas con las promesas. En estos momentos en los que el cinturón de los productores se queda corto para tanto ojal, los regantes del sistema Órbigo y Luna recuerdan la cantidad de promesas que han escuchado sobre las alternativas para acabar con la penuria que corre tras la escasez de agua en el embalse luniego. Ni las presiones políticas son capaces de apagar el rumor que se eleva del descontento social. Cinco años después de escuchar que se acometería con urgencia las balsas complementarias para el almacenamientos siguen sin llegar a proyecto; las presas en los tramos medios de los ríos que alimentan el sistema no han pasado de anuncio. Y aquella propuesta de elevar el muro de contención del embalse para agrandar la capacidad del vaso se ve con cierta hilaridad entre el campesinado que sabe que a la CHD no se le va a ocurrir inundar la AP-66 en Caldas de Luna. Otro capítulo de la espera se agota en el 2009 mientras se ventila la mitad de la cosecha que esperaba el campo paramés.

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