«Las llamas nos comían»

«Vimos como saltaban las llamas desde los castañares hacia los tejados; las llamas nos comían», relataban vecinos de Villaviciosa de la Ribera pocos minutos después de verse sometidos al trauma de la amenaza del fuego sobre sus casas. Un incendio aparatoso que se hizo fuerte al pie de unos castaños, unos matojos -"«y menos mal que limpiaron la zona el año pasado porque había unos piornos altísimos», aclaraban anoche vecinos del pueblo-" y avivado por el fuerte viento se lanzó sobre las viviendas. El primer aviso a la Junta hablaba de un pequeño fuego en las inmediaciones de Villaviciosa, a las siete de la tarde. Cuando un helicóptero se aproximó a lanzar la primera carga de agua, el piloto observó que la cuestión iba camino de tonos más trágicos. Fue el propio operario quien dio el aviso de que había saltado a una casa. «El fuego está en una casa», alertó a la base. En cuestión de minutos, Villaviciosa de la Ribera fue un campo de emergencia; los vecinos corrían por las calles a ponerse a salvo del fuego, con pañuelos como improvisadas mascarillas y los ojos enrojecidos; el humo tomó la localidad. La UME envió una dotación, por si resultaba precisa su intervención. La noche se echó sobre el pueblo rodeado por operarios de incendios, vigilantes ante la posibilidad de que el fuego se reavivara. Mientras, el lamento: «Hay gente que en verano no debía estar por ahí, metiendo fuego a las cosas, al monte, a las casas».