Diario de León

Reportaje | Una vida dedicada a la enseñanza

«Los 100 años son mito y meta»

Emilio Martínez Torres, homenajeado hoy, fue durante veinticinco años el director de la Antigua Escuela Normal de León, centro de enseñanza para maestros

Emilio Martínez Torres posa en el estudio de su casa.

Emilio Martínez Torres posa en el estudio de su casa.

Publicado por
andrea cubillas
León

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Apasionado de la enseñanza y gran amante de León. Así se suele definir a él mismo Emilio Martínez Torres, un leonés natural de Valderas que a sus cien años de vida mantiene intacta la ilusión por seguir mostrando al mundo toda su sabiduría y experiencia a lo largo de su larga e intensa vida.

En 1909 en la localidad leonesa de Valderas nacía Emilio Martínez en el seno de una familia numerosa. Su gran transigencia hizo que durante casi ocho años de su vida estudiara en el seminario la carrera de sacerdote. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que esa no era su verdadera vocación. Por ello y por cuenta propio, comenzó a estudiar la carrera de maestro que finalizó en 1930, carrera que culminaría tres años más tarde al obtener la oposición de maestro nacional. Gracias a ello, Emilio comenzó a dar sus primeros pasos en la Enseñanza en el colegio de Villamarco mientras conseguía sacarse la licenciatura de Filosofía y Letras en Madrid. Posteriormente, impartió clases en Cuenca y Huesca. Este último destino cambiaría su vida para siempre, y es que sería una oscense la que ocuparía el corazón de este leonés. Tras seis años en Aragón, Emilio recibió la noticia de un puesto vacante de Catedrático de Filosofía en León. Amante como es de su tierra y algo cabezón como cualquier buen cazurro se marcó el objetivo de cubrir esa plaza. Y objetivo cumplido. En 1954 Emilio comenzó su trayectoría como director en la Escuela Normal de León.

Al servicio de la enseñanza. A pesar de sus cien años, Emilio mantiene intactos sus recuerdos de la etapa como director. La que hasta hace tres años era la escuela de maestros, experimentó una evolución marcada siempre por el ritmo político del país. «En la época de la dictadura, Franco quería un maestro político-religioso, la escuela se llenó de profesores de la Falange con un espíritu tradicionalista, fue desesperante. Ya con la llegada de la década de los 60 la situación se suavizó, hasta que en la década de los 70 con la democracia integraron la escuela a la Universidad de León y pasó a llamarse Facultad de Educación o Pedagogía», recuerda Martínez. En el 79 le llegó la hora de la jubilación aunque mantuvo su actividad como director de los cursos de verano hasta 1987. «Me nombré a mi mismo profesor de arte de los cursos de verano donde he impartido numerosas charlas sobre la historia y la cultura de la provincia», recuerda pícaramente Emilio.

«Nunca he tenido problemas con mis alumnos y yo no me consideraba su profesor sino el ayudante de ellos». Y sin duda no se equivocó. Años más tarde de que Emilio les impartiera todos sus conocimientos un grupo de sus alumnos ha decidido ofrecer un homenaje al que recuerdan como su mejor maestro.

Por ello y con motivo del centenario de Emilio, sus alumnos, compañeros de profesión, amigos y familiares le homenajearán hoy. El programa consistirá en una eucaristía en la Iglesia de San Marcos y un almuerzo en el mismo Hostal, un acto que partió de la idea de un conjunto de maestras, antiguas alumnas de Emilio, que a día de hoy se reunen todos los años para recordar su paso por la Antigua Escuela.

Nueva etapa como escritor. A pesar de que su etapa como maestro puso punto y final hace un par de décadas, este leonés mantiene su interés por la pedagogía y la cultura en general. Amante de la lectura y el conocimiento, tiene publicados varios libros sobre Psicología y Ontología. Durante sus últimos años ha volcado todo su interés en su amada tierra, León, a la que le ha dedicado varias obras y un par de folletos históricos. «Para ser leonés hay que amar a León. Amar es comprender y comprender es amar». Publicaciones como León sede Imperial o Compendio de la historia de León , son algunos de los títulos que ha dedicado a la ciudad. Asimismo, ha editado la biografía de Antonio González de Lama y sus memorias, donde narra sus experiencias personales en la enseñanza durante todo el siglo XX.

Tras cien años dedicados a la experiencia se siente satisfecho de su vida profesional y personal, aunque reconoce que al principio se sentía la oveja negra de su familia. «Mis hermanos estudiaban grandes carreras como Derecho y Medicina. En mi casa siempre me repetían una misma frase: recuerda, vas a pasar más hambre que un maestro de escuela. Aún así sabía que la enseñanza era a lo que quería dedicar todo mi vida», señaló Emilio.

Acaba de cumplir el centenario de vida pero señala que para él la vida sigue el mismo ritmo. «Los 100 años son un mito y una meta. La gente quiere llegar a cumplir esta edad pero hay que llegar con buena salud y con la mente bien clara. Hay que vivir un centenario cuantitativo, pero sobre todo, cualitativo».

En la actualidad, además de colaborar en ocasiones con El Diario de León con columnas de opinión, está embarcado en un libro sobre la Historia de la Filosofía y se muestra con ganas de escribir alguna publicación sobre la historia a través de sus recuerdos. «Procuro no tener virtudes ni defectos aunque si tengo que destacar por algo es por mi gran constancia y perseverancia en mis quehaceres».

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