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Reportaje | roberto merino

De profesión: funcionario

Tres academias leonesas aportan una visión particular sobre las oposiciones y la nueva tendencia al trabajo público ante el creciente desempleo

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León

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Las nubes negras del mercado laboral todavía no comienzan a mostrar claros. Las Eres masivas, el desplome de la construcción o la caída libre de los pequeños autónomos parece que están animando a la población a lanzarse en la obtención de un trabajo que no se tambalee ante los vaivenes de esta mermada economía.

Desde el centro preparatorio para funcionarido público «La Academia», su director asegura que los factores que más impulsan al nuevo opositor a zambullirse en este mercado son la estabilidad que otorga el empleo público y el creciente desempleo en el último año. Agrega igualmente que el potencial opositor cada vez tiene menos escrúpulos a la hora de buscar un puesto en la administración pública. «Oficios que antes estaban mal vistos como guardia civil, policía o carcelero hoy día están teniendo un gran repunte. La gente busca entrar». En este mismo sentido, el director de la academia Minerva asegura que el filtro para ser policía está exageradamente abierto «Está entrando gente que no debería portar un arma», aseguran en Minerva.

La oleada de nuevos opositores es, en realidad, ficticia según la experiencia de Minerva. Y es así debido a que la oferta de empleo público se ha visto reducida en la última década y este año, a falta de procesar la postrera remesa de peticiones de puestos públicos, también está decreciendo.

Desde la academia Opoeduca, especializada en funcionarios de la enseñanza, se asegura que están recibiendo muchas llamadas para inscribirse en sus cursos de preparación. Añaden igualmente que en la pasada convocatoria de educación primaria fueron bastantes los inscritos en su centro.

Sacrificio personal. En lo que coinciden todos los centros preparatorios es en el hecho de que sólo aquel alumno que vaya realmente mentalizado en superar una oposición podrá tener éxito. No basta con inscribirse en un curso, hay que estudiar duramente para conseguir una plaza. En la academia «Minerva» lo tienen muy claro: «No hay hábito de estudio. Desde la educación primaria se pretende suavizar las exigencias educativas A día de hoy cualquiera puede conseguir una carrera universitaria sin un esfuerzo importante. Y cuando alguien se enfrenta a una oposición la exigencia es muy fuerte. Está compitiendo con otros», asegura su director.

Algo parecido señalan desde «La Academia». Su director asegura que ya desde los primeros compases el profesor sabe cuales serán los alumnos que realmente están capacitados para superar la prueba.

No parece, por tanto, que la solución de la oposición sea el más fácil de los caminos. No se trata sólo de pagar los cursos que la academia ofrece, sino, más bien, de asumir el hecho de que los estudios deben ir orientados a conseguir la excelencia, ya que son muchos otros los que optan a la misma plaza, y muy pocos los que la consiguen. Y todo eso requiere de una importante capacidad de sacrificio y de, en muchos casos, aprender a estudiar. Muchos opositores colgaron los libros hace varios años, y desempolvar el hábito de estudio no es una cuestión sólo de voluntad, también require técnicas y capacidad de sacrificio.