La oleada de incendios no se detiene y sus efectos alcanzan ya a seis mil hectáreas

Lejos de retroceder, la masa de incendios que desde el pasado jueves surgen casi por generación espontánea en la provincia gana terreno. La última madrugada resultó especialmente cruda para las brigadas de extinción de la Junta, que tuvieron que asistir en plena noche a frenar nuevos frentes y nuevos focos. Media docena de avisos, de lugares tan dispersos de León como San Feliz de las Lavanderas o Quintanilla de Yuso acentuaron hasta la extenuación la agenda laboral de los medios de extinción. Otra vez la noche como testigo de la actividad incendiaria. Aunque la gravedad se definió a plena luz del día; casi en horario de siesta, cuando los responsables de la protección civil se vieron obligados a activar el nivel de emergencia 2 en la montaña central de León, en el municipio de Villamanín, para tratar de evitar que el fuego llegara a la localidad de Tonín y abordar una evacuación. A ese punto desplazó la Junta de Castilla y León a seis brigadas helitransportadas, además de otros medios de apoyo, para afrontar un dispositivo de lucha capaz de cerrar la entrada del fuego al pueblo. Lograron ese propósito con un contraincendio. El de Tonín fue el último sobresalto de una jornada plena de incidencias. El incendio de Robles de Laciana, que sufrió a las dos de la madrugada un segundo foco, permanece activo a pesar del trasiego y la efectividad que acompaña la presencia de cuatro helicópteros y dos hidroaviones descargando agua sobre la zona.

Activo, después de tres días devorando matorral y zona boscosa, permanece el incendio de Murias de Paredes, que desde el suroeste de este municipio roza el terreno de Tremor, y eso por encima de la presencia del mayor despliegue técnico y humano, aéreo y terrestre, con el que haya contado hasta hoy un incendio en la provincia leonesa. Más de mil quinientas hectáreas ya han sido devoradas en la zona por el fuego y no hay previsiones de acotar el avance en las próximas horas. La dimensión del incendio de Trabadelo no le fue a la zaga; tampoco en el número de efectivos y el operativo enviado a la zona.

Es la secuencia del ataque al monte en diversos puntos de León que ha puesto al límite de sus posibilidades a las brigadas contra incendios; más de 500 personas trabajan para mermar los efectos del fuego, que cuenta por más se seis mil hectáreas el terreno forestal que ha sometido en la provincia desde el pasado jueves. Para medir las consecuencias de la fiebre que asalta estos días a los pirómanos basta con observar que a lo largo del verano, y a fecha 31 de agosto, se había quemado 1.500 hectáreas en toda la provincia. León tenía anoche nueve incendios activos. Nada hace suponer que en el arranque de la semana se frene el fenómeno, a no ser por la lluvia.