Anguita reclama una economía «al servicio de los derechos humanos»

Derecho al trabajo, a una remuneración equitativa de hombres y mujeres, derecho al descanso y al tiempo libre, a vacaciones pagadas.... Todos estos derechos están recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y, es más, su protocolo permite reclamarlos.

En palabras de Julio Anguita, hace falta que «la economía se ponga a su servicio» para que sean una realidad, como dicta el artículo 28 de la misma declaración. Anguita apeló ayer en San Andrés al «potencial revolucionario» de los derechos humanos y pidió a la izquierda que los hiciera suyos como bandera política para superar el capitalismo, en lugar de seguir estancados en la vieja idea de la «revolución socialista que la gente ya no entiende».

Antes de clausurar el curso de verano de la Universidad de León Derechos Humanos en el contexto de la crisis de la global , Julio Anguita reconoció a la prensa que «los derechos humanos están en crisis porque nadie se los cree: por una parte los conservadores, ven en los derechos humanos la libertad de expresión, fundar partidos políticos... pero a partir del artículo 22 hay todos esos derechos sociales y económicos que a nadie le interesan».

En este sentido, recordó que el artículo 28 reconoce a «todo ser humano el derecho a que haya un orden económico, político y social tal como indica esta carta en todo el mundo». Explicó que «poner la economía a funcionar al servicio de los derechos humanos» supone «hablar de pleno empleo, reparto de trabajo y esto implica, a su vez, cuestionar el salario como un mero concepto dinerario, algo que irrita a los sindicalistas».

Ya no hay dinero fácil. Anguita, reclamó «valor cívico» para aceptar que «ha terminado el tiempo del dinero fácil y que votar a políticos que roban es contribuir a ese robo». Haciendo honor a sus orígenes de maestro, el político, que recalcó su militancia comunista, desgranó su teoría de que la carta universal no sólo es una declaración de principios suscrita por 192 países y recordó su carácter vinculante para los países firmantes de los pactos de 1966, a los cuales España se sumó en 1979.

«Es un discurso contracorriente, pero toda mi vida he ido contracorriente. Siempre he dicho que no creo en el mercado libre, me rio de la competitividad y tampoco creo en esa juerga mística que es el crecimiento sostenido, es mentira», enfatizó.

Poner en práctica los derechos humanos significa Anguita «hablar también de deberes» para la ciudadanía -”votar a políticos honestos y participar-” y para la clase política «predicar con el ejemplo» en cómo viven y cómo se relacionan con las personas. «Los políticos no tienen vida privada, tienen intimidad».

del curso de verano de la Universidad de León Derechos Humanos en el contexto de la crisis de la global desarrollado esta semana en el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo.

Anguita llamó a la izquierda a unirse en torno a la bandera de los derechos humanos para cambiar la sociedad. «Ha sido un fallo de la izquierda despreciar esta declaración porque no aparece en ella la palabra socialismo»

la palabra socialismo o comunismo, pero sí le llega el derecho a

Es un discurso contracorriente, pero toda mi vida he ido contracorriente. Siempre he dicho que no creo en el mercado libre, me rio de la competitividad y tampoco creo en esa juer mística que es el crecimiento sostenido, es mentira.

El tiempo está dando la razón, pero hace falta valor cívico para enfrentarse a ese miserable discurso.

La gente se tiene que dar cuenta de que se acabó la época del dinero fácil, que cuando vote a los políticos vote a los honestos, porque cuando vuelve a votar al ladrón también colabora con el ladrón.

La izquierda tiene que dar un discurso claro al pueblo porque hay una parte de ese engaño que también acepta, este es el discurso de la igualdad lo demás es paternalismo.

Gobierno de izquierdas? Lo será de levantar el puño izquierda. Para ser de izquierdas tiene que predicar con el ejemplo, un señor que levanta el puño y tiene tres caras es un farsante.