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León

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Análisis | B. S. Olandía

Pocas veces se tiene la oportunidad de comprobar, tan a las claras, qué se esconde bajo la careta que el debate político obliga a colocarse a los procuradores cada vez que entran en el Hemiciclo de las Cortes autonómicas. Debe ser que lo desproporcionado de la arquitectura afecta a quienes desde sus escaños dirigen la vida de leoneses y castellanos, o que, en los 150 kilómetros que separan León de Pucela, se pierde el pundonor. El caso es que lo que a unos indigna en León, a otros les es indiferente a orillas del Pisuerga. Se pudo comprobar cuando, hace tres meses, los procuradores de León -”los que se ganaron el escaño con los votos de los leoneses-”, se abstuvieron o votaron en contra de una PNL -˜made in Otero-™ para paralizar el trazado de la Sama-”Velilla. El entuerto estaba hecho; ambos partidos se retrataron en aquella ocasión. Luego llegaron los pactos y acuerdos en León. Una foto que queda para la historia y que muestra a todas las fuerzas políticas de la provincia contra un proyecto que condenaría a la montaña leonesa, sin beneficio conocido por estos lares.

Pero, si rara fue aquella instantánea, más raro es aún que el vaivén de la política ofrezca una segunda oportunidad. Eso es lo que trae a las Cortes el leonesista Joaquín Otero. Su PNL puede convertirse en tabla de salvación para los procuradores leoneses, calmar de alguna manera el sonrojo encendido que deberían mostrar. La propuesta es clara: oponerse a la Sama-”Velilla, y a cuantos proyectos similares cosechen una oposición tan tupida y decidida como la que tiene ésta.

Atentos. La próxima semana toca foto en las Cortes de Castilla y León, lo que aún no se sabe es si habrá figurantes que le den forma.

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