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La producción del lúpulo leonés llega de nuevo a las mil toneladas

En medio de una cascada de caída de precios en el campo, el cultivo de la flor que distingue con sabor a la cerveza rinde en torno a los seis mil euros por hectárea

Producción de lúpulo leonés en la Sociedad Española de Fomento del Lúpulo, en Villanueva de Carrizo.

Publicado por
L. urdiales | redacción
León

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Más que alternativa, el lúpulo se ofrece como una oportunidad. Excluyente, pero oportunidad según las zonas de cultivo de la provincia, dotadas de regadío y de unas propiedades adecuadas para el desarrollo de esta planta que da esencia a una bebida universal. El condimento esencial que distingue a la cerveza crece y se transforma esencialmente en León; y dentro de León, en el Órbigo. Y los agricultores leoneses que velan por la persistencia de este género en la península han dado esta campaña un nuevo paso de consolidación. El lúpulo leonés, que supone prácticamente la totalidad de la producción nacional, se ha encaramado de nuevo sobre la cifra de las mil toneladas de producción, según datos aportados por la Sociedad Española de Fomento del Lúpulo, que absorbe la transformación total de los cultivos leoneses. Las posibilidades de mercado permitirían aún incrementar en más de un cuarenta por ciento la cantidad aportada por los cultivadores del lúpulo leonés; esto, trasladado a la superficie que ocupa la flor que hace que la cerveza tome el punto de sabor que le distingue, concedería a los regadíos leoneses aún la posibilidades de alcanzar las 800 hectáreas destinadas al lúpulo -”este año se dedicaron 465 a este tipo de producción-”.

Aunque el mejor reclamo, más de allá de que la demanda del género esté por encima de la oferta, va unido a la rentabilidad de este cultivo. Estima la industria transformadora que en función de la cotización cada hectárea de lúpulo le puede dejar al cultivador en torno a seis mil euros de beneficio neto, aunque requiere de niveles de inversión por unidad de tierra que exponen de sobra el riesgo que conlleva este negocio: no menos de tres mil euros por hectárea. Con una climatología similar a que se sucedió durante el pasado verano, en las semanas claves para el desarrollo de la planta trepadora, se pueden certificar hasta 2.000 kilos de rendimiento por hectárea.

Se sale del mapa. El lúpulo intenta cruzar nuevas puertas; llegar a la zona de transformación de regadíos. Este mimos año ha crecido en parcelas de Reliegos y Castrovega de Valmadrigal, con resultados más que óptimos casi en régimen de experiencia piloto. Van a tener razón las cerveceras de capital nacional que anuncian en su etiqueta como un reclamo para el consumidor que en su elaboración usan sólo lúpulo leonés.

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